Es común que las parejas solo noten las diferencias entre sí a lo largo de la convivencia. Y descubrir solamente después de la unión que la pareja tiene un comportamiento desagradable puede ser frustrante. Entonces, para que la relación se desarrolle bien, cambiar por el otro puede ser necesario.
Sin embargo, para que no haya discusiones o un choque entre la pareja, deben tener una cierta manera de conversar con la pareja para mostrar cuáles son las costumbres y manías que molestan. Este diálogo no está mal. El error es querer cambiar la forma de ser del otro a cualquier costo, esta actitud genera estrés e incluso ganas de desistir de la relación por parte de uno o de los dos.
Lo que no funciona
La pareja Wellington da Costa Silva y Maria Josilene da Silva Lira, ambos de 34 años, (foto de arriba) tenía un noviazgo marcado por los celos y la desconfianza. Después del casamiento la situación se agravó. “Wellington y yo éramos muy celosos, pero yo era peor. Él no podía ni siquiera mirar a otra mujer en la calle que yo ya lo peleaba e insultaba a la otra persona. Me convertí en una mujer mandona y controladora y para cambiarlo le reclamaba demasiado e intentaba imponer lo que yo quería que él hiciera en todo”, cuenta María.
Despertar el cambio
Forzar a alguien a cambiar causará el efecto contrario, porque las personas no cambian cuando reciben críticas y reclamos. Tampoco es sabio perder la individualidad para agradar al otro, sino transformar lo que es perjudicial en la relación y en sí mismo. Las personas pueden, incluso, ser influenciadas, pero solo cambian cuando se concientizan y deciden hacer eso solas.
Para que una relación tenga éxito, la pareja debe evaluarse. Sin embargo, no espere que el otro cambie para que usted comience a hacer su parte. Busque ser una persona mejor y su ejemplo mostrará que hay una manera más adecuada de actuar, lo que despertará en el otro esa transformación, poco a poco. Es importante destacar las cualidades de la pareja para que se de cuenta lo que le agrada. A veces, será necesario comunicar al otro lo que le molesta. En vez de quedarse enojado, esperando que el otro adivine lo que usted está pensando, dialogue y aprenda a pedir con gentileza. María pensaba que la separación sería la única solución, pero había otra salida. “Conocí la “Terapia del Amor” y entendí que solo si cambiaba podría reconstruir mi matrimonio. En las reuniones, aprendí a valorarme, a escucharlo, a respetarlo y a tener calma para solucionar los conflictos”, dice. La pareja, que tiene un hijo de 7 años, Mateus da Costa Silva, cumplió 15 años de unión. Hoy viven una relación de paz y respeto. “Primero cambié mi manera de lidiar con él y de a poco él se convirtió en un mejor marido, pasó a elogiarme y a confiar en mí, y hasta hoy hace todo para agradarme”, comenta.
“Si usted hace lo correcto en la relación, el matrimonio tendrá éxito. Si hace lo malo, no funcionará”, enseña el escritor y conferencista Renato Cardoso. Mientras luchamos a nuestra manera sin reconocer y cambiar los propios errores, la relación no funcionará. “Una relación feliz depende de que los dos hagan las cosas correctas, pero si usted está luchando solo para salvar la relación, no espere que, por el hecho de que usted comenzó a actuar diferente ayer, hoy la otra persona crea en su cambio. Es necesario rescatar la confianza del otro. Sea constante. La otra persona necesita ver que su cambio es verdadero y permanente”, concluye Renato.
Para saber cómo solucionar los problemas en la vida sentimental, participe en las reuniones de la Terapia del Amor, todos los jueves a las 10, 16 y 20h, en una Universal de Almagro, Av. Corrientes 4070. En cada reunión, casados, prometidos, novios y solteros aprenden sobre el amor inteligente y cómo desarrollar la relación en pareja.
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