La perseverancia mostrada por Gedeón, Abraham, José, Josué y Caleb, David y muchos otros héroes de la fe, registraron el secreto de la victoria para esta vida y para la próxima.
Una de las características más sobresalientes de quien es de Dios es la perseverancia. Las victorias que leemos en la Biblia y los testimonios que vemos hoy siempre fueron frutos de luchas, pruebas, contratiempos y muchos obstáculos que una persona venció por medio de la perseverancia.
El vencedor no siempre es el más fuerte, o el más inteligente o el más capaz. Frecuentemente, el vencedor es la persona que no desistió en la mitad del camino, que continuó cuando los demás desistieron. Y la función más importante de la perseverancia es, justamente, la salvación. El Señor Jesús lo resumió en pocas palabras, en el versículo de Lucas antes mencionado.
Son muchos los que desisten de la fe, caen en pecado y no se levantan, se rinden, se desaniman, sucumben a los atractivos del mundo. Esas personas pueden llegar a adquirir bienes materiales, pero perderán el mayor bien de todos.
Quien es de Dios siempre termina lo que empieza. Nuestra perseverancia en la conquista de las bendiciones físicas es una especie de entrenamiento para la conquista de la mayor bendición que es la salvación. Quien no persevera para conquistar las bendiciones terrenales, ¿cómo logrará perseverar por la bendición espiritual?