Mientras sostiene un cuadro con su propia caricatura ilustrada, la británica Kristina Butel (foto de arriba), de 30 años, admira la figura como si sostuviera un espejo. Viendo allí no a una representación exagerada de sí misma, sino a quien en realidad piensa ser.
Ya gastó más de 200 mil dólares en cirugías plásticas y en cambios estéticos para el cuerpo. Se aplicó bótox, se aumentó el tamaño del busto, usa maquillaje semipermanente, todo esto para ser cada vez más parecida a la imagen que mandó a hacer a los 15 años durante un viaje a Ibiza, España.
“Cuando vi la caricatura por primera vez, en mis vacaciones, tuve envidia. Era tan glamorosa. Era todo lo que quería ser. A lo largo de los años, fui gastando más y más para parecerme a ella”, dijo Krystina al tabloide británico Daily Mail.
Sin embargo, no se da por satisfecha, quiere más: levantarse las cejas y realizarse una serie de procedimientos estéticos más que ya puso en la lista. ¿Acaso esa lista terminará algún día? ¿Acaso esa búsqueda por una belleza – por cierto, fuera del estándar para muchos – alcanzará las expectativas de Krystina?
Quizás ni siquiera ella misma tenga las respuestas para esas preguntas, pero podemos observar que todas esas transformaciones tienen como objetivo la búsqueda de una identidad. “Identidad” es una palabra que unifica diversos conceptos que tenemos de nosotros mismos, basados en informaciones que recogemos del mundo en el que vivimos desde que somos bebés -, es lo que confirman muchos estudios sobre el tema.
Con ojos coreanos
Después de cursar durante un año en la Universidad de Dongseo, en Corea del Sur, el brasileño Xiahn Nish, de 25 años, se volvió tan influenciado por la cultura del país asiático, que deseó asumir características físicas de la etnia local.
“Puse mis dedos en los ojos y los estiré. Vi que era de esta manera que me gustaría que fueran”, afirmó el muchacho.
Él ya gastó más de 7 mil reales para realizar las transformaciones en su rostro. Ya fueron diez procedimientos efectuados, siendo uno de ellos quirúrgico, y los otros nueve en el consultorio diseñando sus párpados.
El cambio que no es solo físico
Aunque los cambios físicos llamen la atención, el desarrollo de la identidad va mucho más allá de la estética. Se refiere también, y principalmente, al cambio psicológico, a las ideas, a las creencias, que son tan fuertes y capaces de estimular el deseo de querer cambiar el exterior para revelarle al mundo cómo se es por dentro.
Se trata de una proyección de lo que existe en el interior. Y aunque esas ideas y estéticas huyan del consenso general de “natural” – y por eso llaman la atención de las demás personas, por ser diferentes -, en la mente de aquel que las vive es la verdadera realidad sobre sí mismo.
Así, cabe una advertencia: es necesario un cuidado extremo con las ideas, los conceptos, las imágenes e informaciones que aceptamos en nuestras mentes día a día, porque estas moldearán quienes somos, se personificarán en nuestras elecciones y actitudes, en quién seremos como personas.
Vale destacar que la Biblia relata una sabia observación dicha por el Señor Jesús a los fariseos: “… Porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Mateo 12:34)
Por lo tanto, piense en lo que le trae interés y fascinación, porque eso es lo que moldea su corazón hace mucho tiempo, sin que, quizás, se haya dado cuenta. ¿Acaso esto está de acuerdo con el deseo de Dios para su vida? Si no lo está, es mejor buscar de Dios el camino indicado.
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