¿Qué es el sexo? ¿De dónde vengo? ¿Cómo nací? Estas son solo algunas de las muchas preguntas hechas por los niños, que dejan a los padres sin saber qué decir; ya que no siempre están preparados para aclarar los cuestionamientos de los pequeños.
Para el pediatra Marcelo Reibscheid, es importante que esta conversación sea iniciada por el niño, no por los padres. “Se debe responder solo lo que va preguntando, a medida que la curiosidad aparece, y de una forma satisfactoria para el hijo”.
Usar otras estrategias, como la lectura de un libro, también puede ser importante para el niño, pero no excluye el diálogo con los padres. “Tienen que leer juntos y el padre le irá explicando, de esta forma abrirá un espacio para la conversación franca, porque el pequeño tiene que sentirse amparado. Esta conversación va a fortalecer aun más el vínculo entre padre e hijo”, explica el pediatra.
Es importante entender lo que el niño sabe sobre sexo para que la información se trasmita de una manera clara y de acuerdo con los valores de la familia. “Pregúntele qué sabe sobre el tema y dónde lo aprendió. Actuar de una manera natural ayuda a crear una relación de confianza y le garantiza seguridad a su hijo”.
Muchas veces, este tema es mucho más delicado para los adultos que para los chicos. Si su hijo le hace la misma pregunta varias veces, no se muestre irritado. Repita la explicación cuantas veces sean necesarias. “Si el niño pregunta dos veces lo mismo es porque aun está con dudas”, aclara Reibscheid.
Y esta responsabilidad cabe tanto al padre como a la madre. “No existe la separación en cuando a que el muchacho habla con el padre, y la muchacha con la madre. Ambos deben conversar con el niño. Claro que hay algunas dudas de muchachos, como la higiene del pene, que el padre le podrá explicar mejor, pero la madre debe estar presente en esa conversación”.
Cuando comienza todo…
A partir del año y medio, el niño ya nota diferencias, pero para él son solo anatómicas. “Es como si una persona fuera más gordita que otra”, dijo el médico.
Entre los 5 y 6 años, llegan las preguntas más curiosas porque el niño se da cuenta de que existen otras diferencias entre el hombre y la mujer. “Esta es una fase importante para que los padres enseñen que solo ellos pueden besarlos y acariciarlos, y que otras personas no pueden hacer lo mismo. Eso ayuda a los padres a identificar una posible pedofilia, por ejemplo”, finaliza el pediatra.