Soy ex –obrero, salí de la obra porque me prostituí con una persona. En la época, yo llegué incluso a salir de la iglesia, pero volví y me sentí tan feliz, es como si Dios hubiera quitado toneladas de peso de mi espalda. Sin embargo, me pongo triste porque algunas personas me miran diferente. Una mirada de condenación, pues ellas saben lo que hice. Y eso me entristece. ¿Qué debo hacer, porque no quiero salir nunca más de la iglesia?
Respuesta:
¿Para qué volvió usted? ¿Para estar con Dios o con los demás? Si es para estar Dios, ¿qué le importa lo que los otros dicen o cómo lo miran?
(*) Respuesta retirada del blog del obispo Macedo