«¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!» (Mateo 23:37).
¿Ya viste esa escena? Yo ya la vi. Quien vino del campo ve esas cosas simples, pequeñitas, pero poderosas. La gallina abrigando a sus pollitos debajo de sus alas y caminando con ellos, cuidándolos y protegiéndolos.
El Señor Jesús Se identificó con el comportamiento de la gallina que tiene a sus pollitos juntitos debajo de sus alas, porque Dios quiere eso: que estemos debajo de Sus alas, protegidos y guardados con seguridad. Él muestra en las cosas simples de la vida cómo ha cuidado a Sus hijos.
Dios quiere tener comunión con vos, entonces cultivá esa relación íntima con Él. Para construirla, la única acción necesaria es seguir lo que Él enseña. Dejá de lado los deseos de tu corazón y obedecé los Suyos, porque Él sabe lo que es mejor para cada uno de Sus hijos. Él es ese padre, esa madre que quiere tener a sus hijos junto a él, para hacer lo mejor por ellos.
Él quiere compartirte Su gloria. ¿No es eso lo que dice el texto profético, que la gloria de la última casa será mayor que la primera? La última casa o, mejor dicho, las últimas casas son las personas que recibieron el Espíritu Santo. Si Lo recibís, te convertirás en la última casa y la gloria de la última casa será mayor que la gloria de la primera. Imaginate la Gloria de Dios descendiendo sobre vos, el Espíritu Santo descendiendo. Te sentirás como un pollito debajo de Sus alas. Imaginate lo diferente que será tu vida. Entonces sí, estarás, en espíritu y en verdad, en condiciones de glorificar, de exaltar a Dios con tus labios.
Dios quiere que Sus hijos estén cerca de Él para que pueda protegerlos, amarlos y hacer lo mejor por ellos.
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