Parece que algunas personas tienen el don de ser unas eternas insatisfechas. Por eso, convivir con ellas se convierte en algo desagradable, inadecuado e incluso poco conveniente.
Un ejemplo es la suegra que no cree que la candidata a nuera es lo suficientemente buena como para casarse con su hijo. Ella pone obstáculos y ve defectos en todo lo que puede. ¿Y qué decir con la mujer a la que nada de lo que haga otra mujer le viene bien? Si no es la ropa, es su nariz, su tono de voz o su cabello. Es común conocer a alguien que suele mirar con lupa la vida de los demás para lanzar críticas poco constructivas.
Una lección
Miriam sintió en la piel el peligro de tener esta personalidad. Sus insinuaciones la convirtieron en una mujer negativa, crítica, amarga y enferma, como puede verse en la Biblia. Sus malos ojos hicieron que busque errores en su hermano Moisés, quien lideraba el pueblo hebreo. El hecho está citado en Números 12:2: “¿Solamente por Moisés ha hablado el Señor? ¿No ha hablado también por nosotros?”.
Identifique el problema
Para saber si esta mujer difícil es usted, basta sacar la mirada de los demás y ponerla en usted misma. ¿Vive esperando que alguien se equivoque para gritar a los cuatro vientos que usted tenía razón? ¿Nunca está satisfecha con lo que pasa a su alrededor? ¿No le perdona un desliz a nadie?
Si hubo algunas respuestas afirmativas, ¿qué le parece hacer las cosas de otro modo? Haga una lista de las actitudes que usted ve como negativas y observe la forma en la que se comporta ante los demás. Indague en lo que se esconde detrás de sus reacciones e intente descubrir el origen de su insatisfacción. ¿Pensó alguna vez que el problema puede estar en usted y no en los demás?
En vez de buscar un defecto en los otros, es mejor invertir en sus cualidades. Al final, quien explora sus habilidades no tiene dificultad para ver y admirar los puntos fuertes de los demás.
Algunos consejos para quien lidia con mujeres difíciles: mantenga el buen humor y tenga mucha cintura. No se deje abatir por la negatividad o la aspereza. Tarde o temprano, ese comportamiento se va a modificar.
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