Ya pasó poco más de la mitad de 2015, estamos entrando en la recta final del año, un momento para hacer balances y ver qué es lo que falta realizar. Si ha sentido cansancio o desánimo en estos meses, tenga cuidado para que 2015 no se convierta en un año más del montón. Aún hay tiempo para meterse de lleno en ese proyecto que comenzó allá a principios de año y todavía no terminó, por ejemplo.
A través de la herramienta Google Trends es posible ver que la búsqueda de las palabras “depresión”, “estrés”, “cansancio” y “tristeza” crece a medida que se acerca fin de año, lo que muestra que a medida que pasa el año, el desgaste aumenta. Incluso las palabras “divorcio” y “suicidio” presentan la misma tendencia que las anteriores, un reflejo de la montaña rusa de emociones que afecta a las personas a lo largo del año.
En el plano laboral, es el momento en el que empieza a aflorar el cansancio, el mal humor y la intolerancia. Es cuando más tiene que ejercitar la paciencia y la perseverancia. Si hay algún proyecto a medio terminar, es hora de poner manos a la obra y no permitir que el año termine y sus planes queden inconclusos. A nadie le gusta empezar un nuevo año con desafíos viejos, ¿o sí?
Aproveche que está comenzando el último tercio del año y ponga el pie sobre el acelerador, refuerce su sociedad con Dios para terminar sus proyectos. De esta manera, empezará 2016 con nuevos planes y objetivos que le harán crecer y desarrollarse en el ámbito económico y profesional. Para eso, nada mejor que participar este y todos los lunes del Congreso para el Progreso, una reunión que se realiza a las 16 y a las 20 h en Av. Corrientes 4070, en la que se enseña a lograr objetivos de la mano del Dueño de todas las cosas.
Resultados
Dahiana: “Llegué a la Universal con muchos problemas económicos, no tenía ni para comer. Mi pareja no tenía trabajo, yo tampoco, estábamos muy mal. Decidí probar participando los lunes en el Congreso para el Progreso, porque era la única opción que me quedaba, aunque antes no quería saber nada con la iglesia. De a poco nuestra vida cambió. Conseguí trabajo, estoy en una empresa, tengo mi propia oficina, trato con profesionales de todo tipo. Es Dios quien me capacita día a día para crecer y superar los desafíos que se me presentan”.
Mariano: “Mi situación económica era mala, no tenía para comer, dependía de mis parientes para vivir y tuve que vender cosas de la casa para alimentarme. Participando del Congreso para el Progreso primero cambió mi forma de pensar, aprendí que podía salir adelante. Conseguí trabajo en relación de dependencia, fui creciendo laboralmente a medida que aprendía a usar la fe. Gracias a Dios me independicé, tengo mi empresa en un parque industrial, trabajamos para grandes asociaciones, tenemos mucho trabajo, estamos construyendo una nueva planta. Dios me sorprende día a día”.
Congreso para el progreso, todos los lunes a las 8, 10, 16 y especialmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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