Descubrí cuál es la relación entre la mujer cristiana e Israel
Vivimos en un mundo que busca moldear nuestros pensamientos, valores y comportamientos. Las influencias son sutiles y, muchas veces, se disfrazan de algo normal. Los medios de comunicación, la cultura e incluso algunas relaciones personales intentan alejarnos de nuestra fe y de los principios cristianos. Quien se deja llevar por estos llamados corre el riesgo de olvidar lo que Dios ya hizo por nosotros y de abandonar la confianza en Él, lo que puede llevar a no ver el propio valor y a actuar por miedo, abriendo, de esta manera, espacio para las malas influencias.
En base a Isaías 18:1-7, recordamos que Israel se encuentra en un punto geográfico estratégico, lo que llevó a muchas naciones a codiciar su territorio.
Desde la época de Egipto (con el faraón y Moisés), Israel enfrentó enemigos constantes y, muchas veces, por miedo, intentó hacer alianzas con otras naciones en vez de confiar en Dios.
Se puede trazar un paralelo entre la mujer cristiana e Israel: Vos, como mujer cristiana, sos un tesoro, una mujer virtuosa, bondadosa, y no una persona egoísta que solo busca fama y dinero. Sos una mujer valiosa, como Israel, y todos tienen los ojos puestos en vos.
¿Qué sucede?
Al igual que Israel, la mujer de hoy tiene muchos enemigos que intentan influenciarla y, para eso, la hacen olvidar su valor. Por ejemplo, tenemos caso de la industria de la belleza, que lleva a la mujer a creer que nunca nada es suficiente, para que gaste cada vez más. Mientras se enfoca en las vanidades, la mujer se aleja de Dios y pierde su esencia.
Cómo escapar
El secreto para blindarse contra las malas influencias es invertir en la comunión con Dios, como leemos en Romanos 12:2:
«Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente…». Romanos 12:2
Por eso, lectora, mantenete vigilante y pedile a Dios discernimiento al vivir situaciones en las que puedas ser llevada por lo que es “normal” en este mundo. En lugar de cambiar la santidad por concesiones al mal, confiá en el Altísimo. Además, sé selectiva con las amistades y los ambientes, y enfocate en lo que es eterno y te acerca a la Salvación. Por último, tené cuidado con las alianzas que hacés, porque no todo lo que brilla es oro.