Muchos cristianos piensan que comer de la carne y beber de la sangre del Señor Jesús es participar de la Santa Cena siempre que tal ceremonia se realiza en la Iglesia. Sí, la Santa Cena es importantísima para aquellos que aceptaron al Señor Jesús, pero ella es una ceremonia que ocurre en un día específico, que nos lleva a renovar nuestros votos, y nos recuerda todo lo que nuestro Señor hizo en favor de nuestra salvación . Pero ese acto de comer y beber del Señor Jesús debe salir de las cuatro paredes de una Iglesia, y no puede limitarse a un día.
Comer y beber del Señor Jesús debe ser algo diario, es una conducta, es vivir como Él vivió, de forma pura, sencilla, santa y justa, eso es comer de la carne y beber de la sangre. Es pagar el precio diario por la grandeza de la salvación, es ser fiel incluso sintiendo dolor o necesidades humanas, es vivir única y exclusivamente para el Altísimo, es como si participáramos de la Santa Cena todos los días, eso es comer del Señor Jesucristo, es vivir en sacrificio.
Vivir comiendo y bebiendo de Él es la única garantía de nuestra salvación, y por eso Él garantiza la resurrección para los que viven de la forma que Él vivió. Quien planta lo que el Señor Jesús plantó, CIERTAMENTE cosechará lo que Él cosechó … ¡La honora del Padre!
Bianca Carturani.