Habían pasado cuarenta años. El pueblo de Israel salió de Egipto, pero aun viendo con sus propios ojos todas las maravillas que Dios había hecho para liberarlos y cómo los cuidó en medio del desierto, murmuró y sucumbió en su propia rebeldía e incredulidad. No entró a la tan soñada Tierra Prometida, pero sí la nueva generación, sus hijos, nacidos durante la peregrinación en el desierto.
Josué era ahora líder y, después de pasar por el Jordán, acamparon en un lugar especial llamado Gilgal – lado oriental de Jericó. Allí fue levantado un monumento conmemorativo con 12 piedras sacadas del Río Jordán durante la travesía, y que representaba las 12 tribus de Israel para que, en el futuro, cuando los hijos pregunten el significado de las piedras, sepan que Dios secó las aguas del río Jordán para que Israel pase, así como abrió el Mar Rojo.
Después de eso, aún en Gilgal, Dios ordenó que los hombres sean circuncidados- y, unos días después celebraron la Pascua.
Dios le estaba mostrando al pueblo que comenzaba a escribir una nueva etapa para la nación de Israel:
“Y el Señor le dijo a Josué: Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal, hasta hoy.” Josué 5:9
Después de este episodio, el maná cesó, porque a partir de ese momento el pueblo comenzó a comer del fruto de la tierra de Canaán- la Tierra Prometida.
También en Gilgal, más adelante, Dios reprende a Su pueblo y les recuerda que nunca invalidará la alianza que hizo con ellos (Jueces 2:1-5). En Gilgal el profeta Samuel juzgó a Israel (1Samuel 7:16), Saúl tuvo un corazón cambiado (1 Samuel 10:8-9), y, después de la rebelión y muerte del hijo Absalón , el pueblo de Judá encontró al rey David (2 Samuel 19:15). Es el lugar que más representa la alianza que Dios hizo con Israel.
Su nombre en Gilgal
Diciembre es el mes en que muchos hacen planes para el nuevo año que está por comenzar: lo que desean conquistar, lo que cambiarán o lo que quieren establecer. El problema es que muchos, comienzan un año y lo terminan, viendo sus vidas en la misma situación de vergüenza. No logran la satisfacción en sus proyectos. De hecho, parece que nada sale del papel. ¿No les faltará una verdadera alianza con Dios?
El obispo Macedo recuerda que el diezmo no es una imposición que tenemos delante de Dios; y se equivocan los que piensan así. Al contrario, el diezmo es una alianza entre nosotros y Dios. “Cuando devuelvo mi diezmo estoy mostrando que tengo una alianza, un compromiso con Dios. Y si tengo esa consideración con Mi Dios, Él también la tendrá conmigo, cumpliendo Su promesa”, dice el obispo.
En esta fe, el domingo 6 de diciembre, en todas las Universal, se realizará la última consagración del año de los diezmistas. Los nombres de los que han sido fieles a Dios y de los que desean probarlo, como Dios orienta, serán llevados a Gilgal, el lugar donde Dios quitó la vergüenza de Israel, comenzó a escribir una nueva historia en la vida de Su pueblo y lo hizo comer los frutos de la tierra.
Los obispos y pastores estarán determinando que lo que Dios hizo con Su pueblo en aquel lugar, suceda en la vida de los diezmistas de Su Casa.
No se pierda la oportunidad de comenzar una nueva historia con Dios, no solo en el 2016, sino todos los días de su vida.
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