Así empezó la reunión en Bolivia, el miércoles 8 de agosto, con la visita del Obispo Francisco Couto, quien basado en el Blog del obispo Macedo, indicó los pasos que debe tomar el interesado en recibir el Espíritu Santo:
El primer paso es la conciencia
Estar consciente de que nadie es bautizado con el Espíritu Santo porque lo merece, sino por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
El segundo paso es el querer
Este querer ardiente debe estar por encima de cualquier otro sueño o deseo del corazón. Más que vivir, casarse, conquistar el oro y el moro, comentó el obispo nombrando el versículo de la Biblia, Juan 7:37, “Si alguno tiene sed…”
Si no hay garra en el querer, se hace difícil.
Y el tercer y último paso después del querer, está el pensamiento, que debe estar ocupado en la Persona del Espíritu Santo. Debe ser continuo en casa, en el trabajo, en la calle, en la iglesia o en cualquier lugar. Tanto como se pueda. El obispo, como ejemplo, lo relacionó con el noviazgo, “cuando se está amando, la persona constantemente termina pensando en la persona amada, ¿no es así?”, preguntó. Lo mismo debe ocurrir con el candidato al Sello Divino.
Para concluir, dijo que cuando esas condiciones son satisfechas, el candidato no necesita hacer nada más, mucho menos preocuparse. Solo tiene que esperar. En cualquier momento y en cualquier lugar puede ser bautizado.
Observación: Durante el tiempo de “ocupación de la mente” con la Persona del Espíritu Santo, es probable que el diablo sople pensamientos sucios. En caso de que eso suceda, sepa que eso
es una excelente señal de que usted está en el camino correcto. No se desanime. No se preocupe.
Ni piense que está pecando contra Él. Tentación no es pecado. Pecado es caer en tentación.
Pecado imperdonable es ofender o proferir palabras contra el Espíritu Santo.
Cuando vengan pensamientos sucios, no tenga miedo ni se acobarde. Aproveche el momento y resista al diablo alabando al Señor Jesús. Sea con cánticos, sea con palabras de adoración (en un tono alto o bajo, depende de su privacidad). Lo importante es no temer o intimidarse delante de los pensamientos sucios. ¡Hay que reaccionar! Y reaccionar con alabanzas a Dios.