A través del aislamiento social, como consecuencia del nuevo coronavirus, padres e hijos comparten más tiempo juntos. Este confinamiento puede ser muy saludable para la familia, una oportunidad para estrechar lazos y, sobre todo, cuidarse unos a otros.
El distanciamiento entre las personas que viven bajo el mismo techo no sucede solo en épocas como esta cuarentena, sino a lo largo de la vida, de un modo general.
Aunque están cerca, muchos padres no logran desarrollar una buena relación con sus hijos. La falta de diálogo promueve el distanciamiento y puede ser muy perjudicial para la convivencia familiar. Es precisamente ahí donde podría instalarse el problema.
La falta de ese acercamiento entre padres e hijos hace difícil que los progenitores logren ayudar a sus hijos cuando más lo necesitan. Para tener una idea de esto, un estudio realizado por la Universidad de Michigan, en los Estados Unidos, indicó que dos tercios de los padres no logran identificar señales de depresión en sus hijos.
En el estudio, los padres manifestaron que no logran diferenciar los comportamientos y sentimientos comunes en la adolescencia de las señales de depresión.
La importancia del diálogo
Por eso, es fundamental que los padres tengan diálogo y una buena convivencia con sus hijos. Neia Dutra, responsable del proyecto Escuela de Madres, destaca que la cuarentena es el momento ideal para un mejor acercamiento.
“Para algunos, es la oportunidad de acercarse a los hijos, ya que el ajetreo del día a día los alejan”, destaca Neia.
Por eso, en esta cuarentena, es probable que los padres puedan observar más de cerca qué tipo de comportamientos sus hijos han presentado. “El niño, por ejemplo, no logra hablar con claridad sobre sus sentimientos, porque todavía no tiene un repertorio de comunicación elaborado, ni tampoco la claridad de lo que realmente siente”, dice Neia.
Incluso, ella indica cuáles son las señales que generalmente un niño presenta cuando atraviesa un cuadro de depresión.
“Pesadillas o miedo de estar solo a la hora de dormir; dificultad para mantenerse enfocado en actividades que antes le parecían interesantes; pérdida de interés hacia cualquier actividad física; pensamientos de inferioridad, ideas de culpa e inutilidad”, detalla.
Cómo ayudar
Para Neia, en este momento, los padres deben promover un buen ambiente familiar para ayudar a sus hijos a enfrentar la depresión. “Esto se refleja directamente en el desarrollo emocional del niño y del adolescente. Les corresponde a los padres suplir las necesidades básicas como proteger y contener a sus hijos”, explica.
Además, ella señala que el niño y/o el adolescente necesitan ver, en sus padres, personas que puedan ayudarlos. “Présteles mucha atención, asegúreles que usted está para ayudarlos en lo que necesiten y transmítales la seguridad de que el dolor y la tristeza pasarán”, destaca Neia, quien, a su vez, señala la importancia de la ayuda espiritual y profesional.
“En esos momentos es importante que los padres oren e incentiven al niño a orar a Dios para que, aún ante la ausencia de personas, se sienta acompañado y contenido. Sin embargo, también deben buscar ayuda profesional, cuando noten que los síntomas de la depresión persisten en el niño por más de dos semanas sin motivo aparente”, concluye.
Escuela de Madres
La Escuela de Madres se originó con el objetivo de ayudar a los padres y a las madres a lidiar con la crianza de sus hijos, y contribuir en la formación de personas que harán la diferencia en este mundo.
El grupo promueve encuentros mensuales todos los segundos sábados del mes a las 12 del mediodía, no obstante, como ahora no se están realizando reuniones presenciales, estas se llevan a cabo a través de videoconferencia. Si usted desea más información, puede ingresar a nuestras páginas oficiales y enviarnos un mensaje.
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