Si una pareja no logra mirarse a los ojos y la voz del otro le produce irritación, lo primero que piensan es que el amor se acabó.
Pero yo me pregunto, por qué el amor de madre nunca se termina. Porque el amor de madre no desiste nunca, no hace mal, no es vengativo, no se enfría, aunque los hijos solo le traigan problemas.
En cambio, el amor hacia el cónyuge está basado en todo, menos en lo que debería. Creen que si no hay más romance, es porque ya no hay amor. Piensan que debido a los problemas que parecen no tener solución, ese amor dejó de existir.
El hecho es que el amor sigue vivo, pero quedó debajo de un montón de actitudes y situaciones desagradables. Es como si ese amor estuviera cubierto por mucha basura. Por eso, lo que la mayoría hace es librarse de esa relación lo más pronto posible en vez de limpiar la basura que la cubre. Ese desorden está compuesto por amargura, resentimiento, malos pensamientos, traumas, desconfianza, rencor, enemistad y decepciones.
Sin embargo, estos son sentimientos que los acompañarán en la siguiente relación. Lo correcto es sacar la basura, limpiar y organizar su actual relación…
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