Ella sabe qué hacer en momentos de dolor y también cuando se cometen errores. Es amiga, consejera, es una madre luchadora. Sus principios muestran su carácter y, buscando siempre lo mejor para sus hijos, ella les inculca sus valores. Una madre así es fuerte, y esa fuerza se reflejará en la crianza y en la personalidad de sus hijos.
Algunos investigadores estudiaron la relevancia de dar el ejemplo a través de acciones. El “aprendizaje por observación” fue estudiado por Albert Bandura, un psicólogo canadiense. De acuerdo con Bandura, el aprendizaje social se da a través de la observación de los comportamientos de las personas con las que convivimos. Por eso, es fundamental que una madre tenga firmeza en la educación de sus hijos.
La mujer sabe en qué momentos debe imponerse y en cuáles debe ser maleable. El papel de la madre es tener la capacidad de proveer amparo, cariño y educación para lograr una convivencia satisfactoria, no olvidándose nunca de establecer límites. Caso contrario, un niño que fue frustrado por su madre tiene grandes posibilidades de convertirse en un adulto intolerante.
Los padres o responsables necesitan saber decir no en el momento adecuado. Hay que buscar el equilibrio para saber negar algo en el momento correcto, para construir la autoestima a diario y transmitir enseñanzas valiosas, porque una crianza basada en el respeto influencia la buena formación de un adulto.
Entonces, dedíquese a criar a sus hijos de la mejor forma posible, para que ellos lo tengan como un referente de perseverancia. Quien fue criado por una madre luchadora se hace fuerte en la vida, porque aprende de ella sobre la fuerza de la perseverancia, el significado del amor y, sobre todo, el poder de la fe.
Una madre que ama nunca deja de luchar para superar las adversidades.
Diez características de una madre luchadora
Buena administradora: Ante todas sus responsabilidades, se preocupa en darle la atención necesaria a la educación de sus hijos.
Equilibrada: Sabe actuar con la razón, sin dejar que las emociones hablen más alto en los momentos cruciales.
Tiene tiempo de calidad: Se preocupa por la calidad del tiempo que comparte son sus hijos.
Es sabia: Tiene consciencia de la necesidad de la participación del padre en la educación de los hijos.
Da el ejemplo: Tiene conciencia de que el ejemplo es fundamental en la educación de los niños.
Asume sus fallas: Se muestra humana ante sus hijos y reconoce sus errores. Así favorece su desarrollo saludable.
Es determinada: No teme enfrentar obstáculos para alcanzar sus objetivos.
Pone límites: Comprende que amar también es disciplinar.
Favorece la autonomía de sus hijos: Así serán adultos responsables e independientes.
Es responsable: No expone a su hijo a situaciones que puedan influir negativamente en su desarrollo.
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