“Nací y fui criada en la Universal. Hoy tengo 23 años y estuve de novia con un muchacho durante tres años. Él no es de la Iglesia ni frecuenta ninguna iglesia. Siempre lo invité para ir a las reuniones conmigo, pero siempre me decía que al otro día iba a ir y nunca fue. El año pasado terminé saliendo de la iglesia a causa de él. Me sentí muy mal por eso, pero por el amor que siento por él decidí hacerlo.
En enero de este año, decidí volver a la Iglesia. Dios fue tan tremendo que cosas maravillosas empezaron a suceder en mi vida. Hace poco tiempo decidí terminar todo con él y fue muy difícil. Él no entendió nada, pero le dije que no podía mantener más una relación con alguien que no estuviera en la misma fe que yo. Siento el deseo de hacer la Obra de Dios, pero él no quiere ni saber de Él. El problema es que me está doliendo mucho, pues lo amo muchísimo, ¡realmente muchísimo! Él me llama todos los días para conversar y yo no acepto ir a conversar con él, ¡pero esto me ha costado mucho! Por favor, ¡ayúdeme!” – Amiga.
Respuesta:
Mi amiga, primeramente, ¡te felicito por haber tenido el coraje de tomar la decisión correcta! Ahora, no hay cómo huir del dolor, pues forma parte de nuestro sacrificio. Imagínate si nuestro Señor Jesús hubiera desistido de enfrentar el dolor del Calvario, qué sería de nosotros hoy, ¿no es verdad?
Lo que necesitas ahora es dejar de mirar lo que perdiste y pasar a enfocarte en lo que ganarás a cambio de este sacrificio, que es infinitamente mayor que cualquier sentimiento. Solo para que tengas una idea de la grandeza de las cosas que nuestro Dios ha preparado para ti, déjame citarte alguna de ellas: Él desea darte la verdadera paz, la completa felicidad, la fuerza total, la confianza perpetua y, por encima de todo, ¡tu Salvación eterna! Mirando desde este ángulo, tengo la certeza de que todas las demás cosas se volvieron insignificantes, ¿no es así?16
Tú eres fuerte, amiga, y con la ayuda de nuestro Padre, con certeza lograrás superar todo esto.
Concuerdo plenamente en que no quieras acercarte a él en este momento. Necesitas preservar y fortalecer tu fe para que los maravillosos planes de nuestro Señor puedan concretizarse en tu vida.
¡Permanece firme, pues estás en el camino correcto!
En la fe,
Flávia Barcelos.
(*) Flávia Barcelos es esposa de pastor. Respuesta retirada del blog de Cristiane Cardoso
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