La verdadera fe no depende de lo que ve, escucha o siente. Depende de lo que ella SABE, de la convicción que está en el interior de la persona y, como ella cree, así se realiza.
Por eso, no se deje embriagar por los venenos de la fe: el miedo, la duda, la ansiedad y los malos pensamientos. Para vencer, usted necesita retener su fe y luchar para no perderla.
Espere, confíe, elimine las dudas y enfóquese solamente en la Palabra de Dios. Sepa cómo hacer eso en la práctica, mire el video (10 minutos).