Hace un mes, unos 35 voluntarios de la Universal, se reunieron un día jueves con un solo objetivo: visitar una aldea en Puerto Iguazú para llevar la Salvación. “La mayoría de esas personas son despreciadas y abandonadas por la sociedad”, afirma el pastor responsable del trabajo evangelístico en el lugar.
Después de esa evangelización muchas personas han llegado a la Iglesia y han tenido un encuentro personal con el Señor Jesús. Una familia joven, que comenzó a participar de las reuniones hace menos de tres meses, experimentó un cambio de vida, ya se pueden apreciar los cambios.
Ellos llegaron desempleados y en los vicios, hoy están libres de las adicciones y su matrimonio fue restaurado. Se bautizaron en las aguas y forman parte del grupo de evangelización, hasta tienen el deseo de ser obreros para ayudar a otros como un día los ayudaron a ellos. Hace unas semanas, él es el tercer líder de la aldea Fortín Mborore y por acceder a ese cargo, comenzó a trabajar en la municipalidad de Iguazú. Ellos son los primeros frutos de este hermoso trabajo en Puerto Iguazú.
El poder de una entrega sincera a Dios
“Me llamo Romualdo y tengo 25 años. Desde los 13 años estoy con el vicio de la marihuana, consumí durante 11 años, hasta los 24 años, estaba casado, pero por mi adicción había peleas con mi esposa. Nos separamos varias veces y entré en el Ejército, pero seguía consumiendo. Las peleas seguían entre nosotros, éramos agresivos. Entonces, de la marihuana pasé a la cocaína y el crack, gastaba todo en los vicios.
Hacía sufrir a mi familia y yo también sufría. No se me ocurrió mejor idea que salir del Ejército y comenzar a traficar. Mi vida fue un desastre hasta que un día mientras fumaba marihuana y miraba la televisión vi el programa Pare de Sufrir. El pastor dijo que tomara el agua, que había una solución para mí. Yo no sabía qué hacer porque me dolían los pulmones y el corazón de tanto consumir, entonces, agarré un vaso con agua y lo tomé. Tenía la mano paralizada y me curé, vi el milagro y le dije a mi esposa. Ella me dijo que fuéramos a esa iglesia.
Llegamos y participamos de la reunión, no sabía nada, ni orar, y al otro día ya tenía fuerzas para todo. Gracias a Dios hoy tengo la oportunidad de seguir viviendo y luchando por mi familia. Hoy estoy libre de los vicios y fui sanado. Hace muy poco, me dieron el cargo de tercer líder de la aldea Fortín Mborore en Puerto Iguazú, Misiones”.
[related_posts limit=”15″]