El pasado 23 de febrero el obispo Djalma realizó una reunión especial en Honduras. En la sede principal del país, que abrió sus puertas en el año 1994, en la ciudad de Tegucigalpa en la 7ma calle entre 4ta y 4ta Avenida, 1450 personas se hicieron presentes para recibir un mensaje que edificaría sus vidas.
Durante la prédica el obispo explicó la diferencia entre el Altar y el oro diciendo: “El Señor Jesús enseñó que el Santuario es más importante que el oro y que el Altar es más importante que la ofrenda. O uno mira para el Altar o para el oro. ¿Qué es mirar para el oro? Es mirar para aquello que termina, aquello que va a desaparecer. ¿Qué es mirar para el Altar? Es mirar para aquello que es eterno. Usted tiene la oportunidad de tomar una decisión, o usted mira para aquello que un día terminará o para lo que permanecerá.
En Lucas 17:11-14 dice: “En su camino a Jerusalén, Jesús pasó entre Samaria y Galilea. Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se quedaron a cierta distancia de Él, y levantando la voz le dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» Cuando Él los vio, les dijo: «Vayan y preséntense ante los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras ellos iban de camino, quedaron limpios.”.
Ellos solucionaron el problema, pero una cosa es solucionar la necesidad exterior y otra cosa es resolver la necesidad interior. El alma que hay dentro suyo es más valiosa que su casa, su auto y su empresa. Todo esto un día desaparecerá, en cambio el alma permanecerá por toda la eternidad.
En el pasado 10 leprosos fueron pero solo uno de ellos volvió. Una cosa es tener fe para recibir la sanidad, otra cosa es tener fe para recibir la sanidad y la Salvación. La fe que hay dentro suyo, ¿sirve para recibir una bendición o a Aquel que bendice? Cuando una persona mira para el oro significa que la bendición es más importante. Sin embargo, al mirar para el Altar considera al que bendice más importante que la bendición”.
Luego, se realizó una oración especial para aquellos que reconocían que necesitaban a Dios en sus vidas y estaban dispuestos a renunciar a su propia voluntad para hacer la Voluntad de Dios. El pueblo hondureño comprendió que necesita practicar la Palabra de Dios, obedecer la Palabra de Dios y vivir de acuerdo con la Palabra de Dios. “Si usted mira para el Altar, se mantendrá con Dios aunque pase por situaciones difíciles y contará con la protección del Altar, la cual es la protección de Dios”, dijo para finalizar el obispo.
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