“Me echaron de un día para el otro”
Hugo: “Trabajaba en una empresa y me echaron de un día para el otro. Vivíamos de lo que mi esposa cobraba y éramos seis en casa. No tenía para darle lo básico a mis hijos.
Intenté matarme tirándome bajo un tren, no soportaba lo que estaba pasando. Así llegué al Congreso, el primer lunes mi visión cambió. Hoy me dedico a la construcción y tengo gente que trabaja para mí”.
“Estábamos endeudados”
Graciela: “Mi esposo y yo no teníamos trabajo. Estábamos endeudados, pero empecé a venir los lunes al Congreso. Seguí luchando y puse en práctica lo que me enseñaron. Gracias a Dios, todo cambió. Tengo mi negocio y mi hija puso el suyo. Logramos una casa de dos pisos, compramos una quinta y tenemos dos camionetas, ya no le debo nada a nadie, gracias a Dios”.
No tenía comida para sus hijos
Ramona: “Vivía en un lugar precario, iba a comedores porque no tenía para darles de comer a mis nenes. Pensaba en la muerte, lloraba sola para que mis hijos no me vieran.
Así llegué a la reunión de lunes. De a poco se me abrió la mente. Logramos nuestra casa, puse un kiosco, luego una heladería y una rotisería. Mi esposo tiene su empresa. Además tenemos una camioneta”.
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