Zabulón fue el décimo hijo de Jacob y el sexto de su primera esposa, Lea, hija de Labán. Su nombre y el de la tribu generada por su descendencia, en hebreo, significa “casa exaltada” u “honrada”. Era una tribu numerosa en la época de la peregrinación de los hebreos por el desierto rumbo a la Tierra Prometida.
De Zabulón fueron separados millares de hombres para la función de guerreros, que protegían a los hebreos cuando acampaban por el desierto, además de haber contribuido mucho en la conquista de la Tierra Prometida en contra de los cananeos. Sus combatientes eran frecuentemente elogiados por la bravura y eficiencia. Los zabulonitas también fueron muy importantes en la formación del ejército de Israel cuando David se convirtió en rey. Eran 50 mil soldados de aquella tribu en esa época (1 Crónicas 12:33), que se destacaban por su pericia.
A la tribu de Zabulón le fueron dadas las tierras del norte del valle de Jezreel, a la orilla del Mediterráneo. La proximidad al mar hizo de los zabulonitas eximios navegadores mercantes, lo que los enriqueció en gran manera, además de la práctica de la pesca – por esa razón, en el centro de su blasón, existe el diseño de grandes barcos.
“Zabulón en puertos de mar habitará; será para puerto de naves, y su límite hasta Sidón.” (Génesis 49:13)
Más allá de la cuestión portuaria, otro trecho bíblico sobre la tribu, dice algo muy interesante al respecto de la explotación de los recursos naturales litorales:
“A Zabulón dijo: Alégrate, Zabulón, cuando salieres; y tú, Isacar, en tus tiendas.
Llamarán a los pueblos a su monte; allí sacrificarán sacrificios de justicia, por lo cual chuparán la abundancia de los mares, y los tesoros escondidos de la arena.” (Deuteronomio 33:18-19)
La “abundancia de los mares” es fácilmente relacionada con la pesca. Por otra parte, los “tesoros escondidos en la arena” se refieren a un hecho curioso: las arenas de los márgenes de un río local llamado Belo eran apropiadas como materia prima en la fabricación del vidrio. Los fenicios, también grandes navegadores mercantes y fabricantes de vidrio, pueden haberles pasado a los zebulonitas el arte de la fabricación del producto, ya que ambos pueblos tenían un intenso cambio comercial y cultural.
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