Su impacto en la estética y en nuestro organismo convierten a la avena en un cereal preciado. Es uno de los cereales más benéficos para el funcionamiento de nuestro sistema digestivo y una gran aliada de la belleza de nuestra piel. Cuenta con minerales como el magnesio, zinc, calcio y hierro y vitaminas como la B1, B2 y vitamina E. Este cereal también contiene una gran cantidad de carbohidratos de fácil absorción, sodio, potasio, calcio y fósforo, entre otros.
Sus principales propiedades son:
– Su fibra absorbe toxinas del cuerpo y regula el metabolismo.
– Elimina el exceso de colesterol malo que circula en la sangre y aumenta el bueno.
– Por su contenido de potasio y bajo contenido de sodio, reduce la tensión arterial.
– Favorece la digestión, trata la gastritis, estreñimiento y disfunciones hepáticas.
– Ideal para cuidar el corazón.
– Su consumo promueve la sensación de saciedad por eso evita los atracones de comida.
– Gracias a sus fibras insolubles como solubles, aumenta el tránsito intestinal ya que suaviza la mucosa gástrica.
– Es un diurético natural, ya que ayuda a reducir la acumulación de líquido en el cuerpo mientras que ayuda a reducir los kilos.
– Es buena para quienes padecen de insomnio.
¿Cuándo y cómo consumirla?
La avena en harina o en hojuelas se puede tomar habitualmente preparada con leche, agregada en frutas o mezclada con yogurt. También la encontramos en galletas, granola o en panes, entre otras preparaciones. El mejor momento del día para ingerirla es en el desayuno ya que, como aclaramos antes, genera una sensación de saciedad durante una horas y evite que piquemos entre comidas.
Para una piel lozana
La avena cuenta con un sistema de esponjas minúsculas naturales que cumplen la función de absorber las impurezas del cuerpo, por eso es muy usual encontrarla en tratamientos dermatológicos, ayudando a la piel hipersensible, seca, con dermatitis o irritada puesto que la suaviza, descongestiona y previene la aparición de prurito. Tiene, además, lípidos que absorben el agua lo que se traduce como la hidratación de la piel y genera una capa protectora de las agresiones del exterior.
– Para la pieles grasas o secas las mascarillas de avena son ideales. De forma casera puedes preparar la tuya. Úsalas entre1 ó 2 veces por semana para notar los cambios.
– Piel grasa: Cocer tres cucharadas de avena en harina en agua. Luego colar el líquido resultante y aplicarlo con pañitos sobre el rostro. Esperar 30 minutos y enjuagar con agua tibia.
– Piel seca: Mezclar algunas cucharadas de avena en harina en leche. Colar el líquido y aplicarlo durante diez a quince minutos. Aclararlo con agua fría.