Se habla mucho de la vitamina D, pero pocos saben la gran importancia que tiene para el buen funcionamiento del organismo. Esencial para los huesos, ayuda a mantener el peso y el sistema inmunológico. Otra diferencia es que ella es la única producida por el propio cuerpo, a través de la exposición al sol.
La falta de ella es el resultado del estilo de vida: la mayoría de las personas trabajan o permanecen gran parte del día en ambientes cerrados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ese es un motivo que contribuye a que la mitad de la población mundial tenga cantidades insuficientes en el organismo.
Síntomas
“Los síntomas de la deficiencia de vitamina D son la debilidad muscular y ósea, osteoporosis y, aumento de caídas y fracturas”, dice la endocrinóloga Cintia Yamazaki.
Ella cuenta que existen grupos más susceptibles a la deficiencia de la vitamina, como los pacientes con síndrome de mala absorción, las mujeres en la post menopáusicas, los niños, las embarazadas, obesos y ancianos. Por lo tanto, si una persona experimenta los síntomas, es importante que acuda al médico.
La insuficiencia de la vitamina D se diagnostica mediante análisis clínicos. Afortunadamente, aumentar sus niveles en el cuerpo no es una tarea complicada. La vitamina se puede encontrar en muchos alimentos, tales como productos lácteos, los pescados grasos (como el salmón, las sardinas, el atún), el hígado y los huevos (con yema). La cantidad adquirida a través de los alimentos es pequeña, por eso la mejor manera de conseguir grandes cantidades es tomando sol. “Cuando la radiación solar golpea la piel, estimula la producción”, concluye Cintia.
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