“Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra.” (2 Crónicas 15:7)
Esa es la promesa de Dios para usted, no solo en el día de hoy, sino en todos los días de su fidelidad. Sí, de su fidelidad. La sociedad con Dios exige actitud de nuestra parte y la primera prueba de confianza es la fidelidad. Es así en el matrimonio, es así también en la relación con Dios. Mantenerse fiel a su primer compromiso. Guardar la palabra empeñada. Esa es la actitud de ambas partes de ese pacto. Dios promete ser fiel a Su Palabra y exige de nosotros el esfuerzo en mantener nuestra palabra.
Sea fuerte, manténgase firme en esa fe, en ese pacto. Dios garantiza aquí que su obra tendrá recompensa. Su esfuerzo tendrá recompensa. El trabajo de sus manos en hacer Su voluntad tendrá recompensa. Aunque parezca difícil, aunque la lucha sea dura, aunque el mundo se vuelva contra usted. Sea fuerte. Que no se debiliten sus manos.
Continúe actuando. No se desanime. No les preste atención a las voces negativas, a las voces del mal. Incluso a las voces de aquellos que dicen querer su bien, pero que van contra aquello en lo que usted cree. Agárrese firme a la promesa. La recompensa es mayor de lo que usted puede imaginar.
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No se desanime. Manténgase firme y continúe haciendo lo que usted sabe que es correcto.
Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo