¡Buenos días, obispo!
Recientemente, usted nos alertó sobre la alegría del corazón corrupto, que se alegra por la cantidad de personas en la reunión, los milagros, etc.
Meditando en esto, recordé lo que el propio Señor Jesús les dijo a los discípulos, cuando regresaron felices de haber visto «resultados»:
“Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.” Lucas 10:20
La alegría tiene que estar en la Salvación, que solo es posible a través del Espíritu Santo.
Algo interesante es que Él dijo: «Vuestros nombres …»
Él ni dijo el nombre de las personas.
A fin de cuentas, si no somos salvos, ¿cómo vamos a salvar a otros?