Método de tortura y ejecución humillante, la crucifixión, muy utilizada en la Antigüedad, era común en Roma y sus dominios en los tiempos bíblicos, así como en Cartago.
El condenado era obligado a cargar la pesada barra horizontal de la cruz hasta el lugar, generalmente público, en que el asta vertical ya estaba enclavada. En otras versiones, como la más conocida – la de Jesús –, llevaba la cruz entera.
Clavado o atado a la cruz, el condenado moría por asfixia después de horas. El peso del cuerpo generalmente era soportado por los brazos y la cabeza, pendiendo sobre el pecho, lo cual dificultaba más aun la respiración – la musculatura abdominal no era suficiente para mantenerla debido al peso que soportaba-. En algunas versiones, los pies también eran clavados, lo que aumentaba el tiempo de sufrimiento y posponía la muerte – los historiadores cuentan que, en casos en que el condenado demoraba en morir, los soldados del reino acusador les quebraban las piernas, para que recibieran el peso del cuerpo solo los brazos, o simplemente le cavaban una lanza o espada en su pecho.
Muchos creen que el método fue creado en Persia y llevado al Occidente en la época de Alexandre, el Grande; copiado más tarde por los cartagineses y romanos. El horror que despertaba la escena era usado como estrategia de intimidación.
El prisionero condenado era despojado de su vestimenta y flagelado con rebenques como el látigo, con varias puntas de cuero, en las que eran atados pedazos de huesos y metal, para lastimar la piel y los músculos de las áreas alcanzadas – como se muestra de manera perturbadoramente realista en la película “La Pasión de Cristo” (2004), de Mel Gibson–. Bastante a menudo, el condenado moría aun en la fase de los azotes, sin llegar a ser crucificado.
Cuando Jesús fue condenado a crucifixión por los romanos en Jerusalén, el azotamiento fue más severo, ya que el objetivo era desacreditarlo. Él tuvo que cargar la cruz entera, maciza, por la Vía Dolorosa; denominada así por ese motivo. Toda la ciudad acompañaba al Mesías en su dificultad al cargar la enorme pieza; flagelado, de vez en cuando, por soldados romanos.
En el Gólgota, Cristo fue clavado por las manos y los pies en la cruz, después fue erguida y clavada en el suelo. Como demoraba en morir, una lanza le fue clavada por un soldado.
Entre los judíos, también era costumbre colgar a los condenados, en los árboles.
Otros crucificados
Jesús es el más recordado por su ejecución en la cruz, pero otros personajes bíblicos e históricos vieron su fin del mismo modo.
El apóstol Pedro según la tradición, fue crucificado, pero de cabeza para bajo, por no juzgarse digno de morir de la misma forma que su Maestro. Andrés habría sido castigado de la misma forma, en una estructura de madera en forma de X, en Grecia. Algunas corrientes de teólogos e historiadores defienden que Felipe tuvo el mismo fin.
En el 283 antes de Cristo (a.C.), un líder mercenario galo al servicio de Cartago, Autarito, líder de la Guerra de los Mercenarios; indignado en relación a su contratante, luchó contra las tropas del general cartaginés Amílcar, que lo capturó en un barranco. Fue crucificado con sus aliados Espendio y Zarza frente a las murallas de Túnez.
Bessus era un noble que se tornó rey de Persia por haber matado al monarca anterior, Darío III, para quien trabajaba contra las tropas de Alexandre, el Grande, de Macedonia. Usurpó el trono de Darío y asumió el nombre de Atajerjes V. Cuando Alexandre decidió conquistar el reino y sus tropas ya estaban bien cerca, el propio pueblo de Atajerjes lo capturó y lo entregó al rey macedonio. Fue crucificado en el lugar en el que mató a Darío, después de que le hubieran cortado la nariz y las orejas.
La mayor crucifixión informada ocurrió en el 71 a.C, en Roma. Ese año, más de 200 mil esclavos se levantaron en rebelión, comandados por el más célebre de ellos, Espartaco, el gladiador. Cuando la rebelión fue vencida, los romanos ejecutaron a más de 6 mil rebeldes en un solo día. La historia fue contada en la película épica “Spartacus” (1960), de Stanley Kubrick, protagonizado por Kirk Douglas.
La cruz, idealizada cruelmente como un instrumento de humillación y tortura, terminó por convertirse en uno de los mayores símbolos de la historia de la Tierra. Algo creado para el sufrimiento y para la muerte quedó marcado por el sacrificio, el amor y la victoria de la vida.
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