Internet se ha convertido en un canal cada vez más usado para denunciar episodios que suceden diariamente y que antes de su existencia no tenían espacio para mostrarse. Un hecho que ocurrió en un supermercado de Texas, en los Estados Unidos, es el ejemplo más reciente de que el pensamiento y las acciones para educar bien a los hijos aún tienen que evolucionar mucho para el buen desarrollo de los futuros ciudadanos.
Erica Burch hacía sus compras en un hipermercado cuando se deparó con una escena al menos chocante: un padre le tiraba el cabello a su pequeña hija al mismo tiempo que empujaba el carrito de compras y la arrastraba por la tienda mientras buscaba sus productos. La niña, en lágrimas, le imploraba que dejara de tirarle el cabello. “Prometo que no lo haré de nuevo. Para”, gritaba.
Erica trató de intervenir, pero el hombre le dijo que cuidara su propia vida. Ella llamó a la policía, pero no se hizo nada porque “no había hematomas visibles” en la niña. Un sargento de la policía del lugar le dijo a ella que “un hombre tiene derecho a disciplinar a sus hijos”, pero Erica publicó las fotos en Facebook y las mismas tuvieron más de 16 mil reacciones y fueron compartidas164 mil veces. Miles de personas dejaron comentarios enfurecidos contra el hombre: “Eso no es disciplina, es violencia contra la niña y él debería ser arrestado”, opinó una internauta. “La disciplina correcta tiene momento y lugar. Tirar el cabello de la niña, humillarla en público está muy mal”, comentó otra.
Es lógico que la educación de los hijos le pertenezca a los padres y nadie tiene nada que ver con eso, pero la escena del padre con el cabello de la niña agarrado al carro del supermercado es, al menos, chocante y una actitud innecesaria. Por más que los niños tengan dificultades de asimilar lo que sus padres les estén enseñando, nada justifica una acción de ese tipo.
El padre de la niña exageró y fue rudo. Por la manera como actuó deja revelar que el mayor problema es de él por no tener paciencia con su hija para explicarle sus límites. Además, pasa la tenue línea del equilibrio entre dejar a la niña hacer todo lo que quiera y castigarla delante de otras personas de forma humillante.
Ese padre tal vez no entienda el daño psicológico que puede causarle a su hija, que puede quedar marcada para siempre por los malos tratos y también repetir el mismo gesto con sus futuros hijos, en un ciclo interminable de violencia que no debería existir de ninguna manera.
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