Cuando se habla de prosperidad, las personas la asocian a la riqueza, a los bienes materiales y al dinero. Pero ser próspero no es solamente tener mucho dinero, es también ser exitoso y progresar en la vida en todos los as pectos.
Están los que piensan que para ser prósperos necesitan trabajar incansablemente. Invierten en los mejores estudios, pelean por vacantes en las mejores empresas y, aún así, se sienten fracasados.
El trabajo, sin duda, dignifica al hombre. Pero hay un secreto para la verdadera prosperidad, y pocos se disponen a entenderlo: la obediencia a los Mandamientos de Dios.
Muchos quieren prosperar, pero no quieren someterse a la dirección de Dios. La obediencia siempre trae bendiciones. No es en vano que el profeta Joel dijo que es poderoso quien Le obedece (Joel 2:11). El mayor placer de Dios es honrar a quienes Lo honran.
En la Biblia hay más de 8 mil promesas para quienes deciden vivir en obediencia al Señor, como por ejemplo: “Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz.”, (Job 22:28). O sea, éxito en todos los proyectos.
“Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice el Señor de los ejércitos.”, (Malaquías 3:12). Usted tendrá placer de vivir.
“… y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te pongo nombre.”, (Isaías 45:3). Tendrá las riquezas que nadie tiene.
Todos los tesoros de la Tierra fueron hechos por Dios. Y Él quiere confiar esas riquezas en las manos de los que Le temen. ¿Le confiaría sus bienes a alguien que no tienen ningún compromiso con usted? Tampoco Dios.
Entonces, ¿está dispuesto a obedecer?
Ellos aprendieron a conquistar
Erika: “Cuando con mi esposo llegamos a la iglesia, alquilábamos, yo trabajaba en casas de familia y mi esposo tenía un trabajo en un comercio, con un sueldo muy bajo. Queríamos nuestra casa, tener un auto y cambiar la situación, por eso, nos acercamos a la iglesia.
Empezamos a hacer la cadena de los lunes y los propósitos, entonces tuvimos la oportunidad de comprarnos nuestra casa, ya la estamos terminando. Vamos por el tercer auto 0 km, mi marido cambió de trabajo, su sueldo es cuatro veces más de lo que ganaba y yo me independicé. Ahora soy depiladora, tengo mi local. Nuestra vida económica cambió completamente, hasta podemos irnos de vacaciones”.
Claudia: “Como profesional experimentaba el fracaso de no poder independizarme, fui defraudada por las personas con quienes me asociaba, eso me llevó a deprimirme. Discutía con mi marido porque nunca lográbamos tener lo que queríamos y no podíamos darle a nuestros hijos lo que necesitaban. Me dolía ver que nosotros trabajábamos, nos esforzábamos, pero no salíamos adelante.
Sin embargo, al participar de las reuniones mi visión se abrió, Dios me dio fuerzas, me hizo entender que tengo que trabajar de Su mano. Lo hice y hoy tengo mi estudio, mis hijos van a colegios privados, pudimos terminar nuestra casa y tenemos una camioneta 4×4. Todo cambió, cuando uno persevera y lucha, Dios da la victoria”.
Corina: “Llegué a la iglesia en un momento bastante difícil para mi familia, estábamos en la miseria, recuerdo que el único salario que había en mi casa era muy pequeño y no alcanzaba para nada. Al participar de las reuniones fui orientada por el pastor para hacer la cadena por la prosperidad. Empecé a participar y nunca dejé de venir porque aprendí a usar la fe.
Puedo afirmar que perseverando los días lunes, comencé a recuperar trabajo, porque lo había perdido. Así mi economía dio un giro de 180 grados, ahora vivo donde quiero, como lo que me gusta y no tengo más deudas. Hasta puedo ayudar a mis hijos porque Dios transformó todo en mi vida”.
Congreso para el progreso, todos los lunes a las 8, 10, 16 y especialmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro
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