Es muy común que asociemos lo que hacemos para Dios con OBRAS, pero Dios llamó mi atención sobre la palabra OBRAS.
En las cartas enviadas a las Iglesias de Asia Menor (las 7 Iglesias del Apocalipsis), el Señor Jesús señaló lo que tenía contra la Iglesia de Éfeso, sin embargo, esa iglesia parecía perfecta en sus “OBRAS”.
¿Cómo no admirarla? Las actitudes que se veían, a los ojos de todos, parecían ser correctísimas. Había evidencias reales del combate a las falsas doctrinas, de la dedicación incansable en cuanto a todo lo que era necesario como cristiano, como servicio a Dios.
Sin embargo, cuando el Señor Jesús dijo:
“Yo conozco tus OBRAS, tu fatiga…
…y has sufrido por Mi nombre y no has desmayado.” Apocalipsis 2:2,3
Observé que, en la primera frase, las dos citas están separadas, dando la idea de que, aunque puedan tener asociaciones, ¡no son la misma cosa!
“Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las OBRAS que hiciste al principio…” Apocalipsis 2:5
Inmediatamente después, nuevamente, la palabra OBRAS es citada como algo determinante en el desagrado a Dios. Pero ¿cómo volver a las OBRAS del principio? ¿Si ellos eran incansables en su servicio, se mantenían íntegros y honestos en sus conductas, continuaban practicando las primeras acciones, y no parecían estar caídos? ¡El amor parecía ser el mismo!
Aparentemente, se mantuvieron en las primeras OBRAS, parecían no haber cambiado, ¡pero ahí está! Si vemos las OBRAS como un trabajo (aunque sea para Dios), realmente no encaja con esa iglesia, pero las OBRAS son una cosa y el trabajo otra.
Al consultar un diccionario, también vi que puede ser tratado como OBRA algo que fue una producción intelectual. Incluso en una construcción civil, esa OBRA, antes de que los trabajadores la ejecutaran, primeramente, fue construida en la mente de alguien.
La OBRA está relacionada con la construcción de las ideas, de los pensamientos, de las intenciones y no necesariamente con lo que se hace.
Por otro lado, la Iglesia de Esmirna no fue mencionada por su trabajo, pero fue aprobada.
Éfeso hacía, y el Señor Jesús no la advirtió por el trabajo (lo que se veía), sino por las OBRAS (lo que no se veía).
OBRAS no son el hacer, sino que son las ideas construidas hasta que se hace algo, lo que está directamente ligado a la consciencia con relación a Dios.
En las OBRAS del primer amor, no hay construcción de pensamientos de maldad, crítica, malicia, queja, defecto, rutina, duda, competencia, interés personal, autopromoción… (independientemente de lo que se está haciendo de bueno).
Las OBRAS suceden adentro, el trabajo es ejecutado afuera, ¡a través de actitudes!
“Del hombre son los PLANES DEL CORAZÓN, pero del SEÑOR es la respuesta
de la lengua.
Todo camino del hombre es limpio en su propia opinión, pero el SEÑOR es el que EXAMINA LOS ESPÍRITUS.
Encomienda al SEÑOR tus OBRAS, y tus PENSAMIENTOS serán afirmados”
Proverbios 16:1-3