Actualmente, en el mundo, el valor de una persona está en los bienes materiales que posee, está en la condición que dispone y en el papel que desempeña en la sociedad, pero ¿realmente hay un valor para cada persona? ¿Hay algo en este mundo capaz de ponerle un precio al ser humano?
Una vez a usted lo valoraron. En un momento usted se sintió la persona más valiosa de la Tierra, sabía que lo era porque Dios le mostraba que Su grandeza estaba en usted.
Pero, ese momento pasó…
Una palabra que escuchó, un comportamiento que tuvo, o una actitud que presenció hizo que no percibiera más su valor…
Y como una gran oportunidad para cambiar la realidad de las personas que se encontraban en esa situación, se realizó la “Vigilia de las Piedras Preciosas”, el domingo 14 de octubre.
La reunión se basó en el pasaje bíblico de Lamentaciones 4:1-2: “¡Cómo se ha ennegrecido el oro! ¡Cómo el buen oro ha perdido su brillo! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles. Los hijos de Sion, preciados y estimados más que el oro puro…” Los presentes tuvieron la oportunidad de recomenzar, de reconstruir su vida espiritual y de regresar a la Casa del Padre.
La Vigilia se realizó en Buenos Aires, en el Templo de la Fe y se transmitió a todo el país por videoconferencia.
El obispo Claudio Farías, responsable por los obreros de toda la Argentina, mostró cómo el diablo trabaja para apartar a las “piedras preciosas” del Templo (a las personas de la iglesia) y, además, enseñó el secreto para permanecer en la fe.
“Llegó la hora de que usted vuelva ¡Dios lo extraña! Él quiere hacer de usted una piedra preciosa de Su Santuario”, alertó el obispo.
Si usted se encuentra lejos de la presencia de Dios, sepa que todavía tiene tiempo de regresar y que el Señor Jesús lo está esperando.
¡No pierda más tiempo! ¡Regrese!