Para volverse admirable o ser parte de un grupo, muchas mujeres, incluso dentro de la iglesia, viven de apariencias, pero sus actitudes no esconden de Dios lo que realmente hay en su interior.
Convertirse en un ser humano increíble o alcanzar un estilo de vida ejemplar está al alcance de todas las mujeres que están dispuestas a invertir en una apariencia aceptable ante la opinión ajena. Sin embargo, por más impecable que parezca externamente, tenés que saber que es imposible maquillar lo que está en tu corazón.
Dios ve tu intención
Incluso vos, mujer, que frecuentemente vas a la iglesia, tenés que entender esto. En el ambiente de la fe, muchas mujeres priorizan solo la apariencia y la relevancia que tienen en la Obra de Dios y, en lugar de vivir lo que predican, alimentan la necesidad de impresionar a los demás.
Una mujer puede ser considerada un ejemplo a seguir por quienes la observan debido a sus buenas acciones, pero nada pasa desapercibido ante los ojos de Dios, porque Él considera las intenciones del corazón de cada persona, como leemos en Jeremías 17:10:
“Yo, el Señor, escudriño el corazón, pruebo los pensamientos, para dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras”. Jeremías 17:10
Con base en el Texto de 2 Timoteo 3:5-7, que describe:
“… teniendo apariencia de piedad, pero habiendo negado su poder; a los tales evita. Porque, entre ellos están los que se meten en las casas y llevan cautivas a mujercillas cargadas de pecados, llevadas por diversas pasiones, siempre aprendiendo, pero que nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad” .2 Timoteo 3:5-7
Entendemos que, así como advirtió el apóstol Pablo, existen mujeres que se autoengañan, enmascarando lo que hay en su interior mediante una falsa apariencia: Están las que realmente son escogidas, las que son engañadas porque piensan que son de Dios, pero ser justo no significa que sos de Dios. También están las que saben que están engañando, que no forman parte de Su Reino, que están en pecado, tienen deseos personales e iniquidades dentro de ellas y no se sienten mal por eso, porque fingen ser de Dios para estar entre los que lo son.
Sin embargo, una mentira no se sostiene y el final de quien vive en engaño es la revelación de la verdad. Estas personas permanecen un tiempo en la iglesia, pero no continúan porque no son de Dios, y al final, todos terminan sabiendo que eran falsas entre los escogidos.
Sé perfecta de corazón
Si te escondés detrás de tus buenas obras y tenés intenciones que no coinciden con lo que vivís, tenés que saber que es posible abandonar el engaño.
Dios conoce lo que hay en tu interior y, si eso es perfecto, es lo que realmente importa, incluso si otras personas ven imperfecciones en el exterior. Cuando tu intención es la de Él, marcás la diferencia.
Godllywood
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