En la Mano de Dios o en Su dependencia, todo lo que sucede en la vida será para lo MEJOR.
Es difícil entender eso cuando se viven dificultades;
Cuando se está en medio de las tempestades;
Cuando los exámenes clínicos eliminan las últimas esperanzas de vida;
Cuando se pierde un gran amor;
Cuando todos los sueños se evaporan del día a la noche.
Pero cuando se oye la Voz del Espíritu de Dios en lo más profundo del alma, las peores noticias, los peores momentos, en fin, todo lo malo se disuelve como las tinieblas delante de la luz.
Esa convicción íntima testifica con nuestro espíritu que “todas las cosas cooperan para el bien de aquellos que aman a Dios…” Romanos 8:28.
Entonces, vestido con esa armadura, venga lo que venga, suceda lo que suceda, NADA, ABSOLUTAMENTE NADA, SERÁ según la voluntad de los enemigos.
Por peores que sean las tormentas, los consejos de los amigos de Job, los exámenes, la pérdida de un gran amor, aun así, más tarde o más temprano se verificará que todo lo que sucedió fue para bien. O mejor, para lo mejor.
JESÚS GARANTIZA a Sus seguidores “…y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:20.
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