Permítame contarle un secreto que tal vez nunca haya escuchado, ya que nadie se lo ha dicho. Prométame que no se lo dirá a nadie. Es un secreto. ¿Qué aprendemos en el mundo? Aprendemos que lo importante en nuestra vida son las cosas que tenemos y las personas que nos admiran.
El mundo nos enseña eso. Para que usted sea una persona feliz, se sienta realizada, sea el “centro del universo”, busque obtener muchas cosas y tener muchas personas en su vida. Cuanto más dinero tenga —ropas de las mejores marcas, el mejor auto, una mansión —, más feliz será. Esto es lo que el mundo nos enseña.
Pero las cosas y las personas no encajan en el agujero que está en nuestro interior. ¿Usted recuerda en el jardín de infantes, cuando tomábamos una figura triangular para que encajara en un agujero redondo? ¿Qué sucedía? Si tratáramos de encajarla, no entraba. Solo la figura correcta encajaba en ese espacio. Así sucede con el vacío que el ser humano siente.
Hay personas que sienten un vacío en su niñez. Muchas ya se sintieron rechazadas, algunas desde el vientre de su madre. Cuando las personas sienten eso desde la infancia, ese vacío, esa carencia, la búsqueda de la felicidad y del valor propio se resume en la búsqueda de cosas y personas, porque el mundo aplaude a los ricos. Si usted llega con un auto a la casa de sus familiares, todos saldrán a la puerta para ver su auto. Si usted aparece con una ropa elegante, todos se acercarán a usted como abejas sobre la miel. Y le dirán:
“Miren, el fino llegó”. Las personas buscan estas cosas para sentirse valiosas e importantes.
Se toman el trabajo de pedir un préstamo, comprarse algo con la tarjeta de crédito hasta diez cuotas sin interés, o cosas semejantes, a cambio de un poco de atención, de una migaja. Si se ponen la mejor ropa, los demás se darán cuenta, pero ellas lo harán justamente para que esto suceda. Al obtener cosas y conquistar personas, lo que buscan es algo que nunca recibieron, amor. Buscan llenar así el amor propio y el de las personas. Y el resultado es este: son las “reinas del universo”, pero sin corona, sin valor. Le dejo esta reflexión.