Levantarse de la cama es una tortura, ni hablar de vestirse o realizar las tareas más simples del hogar. Las articulaciones duelen y no hay forma de moverlas. Estamos ante un caso de artritis reumatoide, una enfermedad inflamatoria sistémica autoinmune, caracterizada por una inflamación persistente de las articulaciones, que típicamente afecta a las pequeñas articulaciones de manos y pies, produciendo su destrucción progresiva y generando distintos grados de deformidad e incapacidad funcional. La ciencia todavía desconoce su origen…
Quienes la sufren experimentan episodios de mucho dolor, rigidez matutina que dura más de una hora, tienen nódulos reumatoides y artritis en tres o más articulaciones. En los casos más graves, puede afectar también a los pulmones, corazón, piel, vasos sanguíneos y ojos.
Carmen Geres estuvo a punto de perder un embarazo debido a esta enfermedad. Ella sufrió debido a los problemas óseos, sentía fuertes dolores en todo el cuerpo y los calmantes no le hacían ningún efecto. Buscando una solución su familia recurrió a consultar a los espíritus para que ella fuera sanada, pero lejos de mejorar, comenzó con problemas espirituales. “Los dolores de huesos seguían, tuve una enfermedad respiratoria y los doctores no encontraban nada, entonces nuevamente fui a consultar a los espíritus. Después de que me casé mi vida fue un infierno. Mi esposo era muy celoso y ese era el motivo de nuestras discusiones, yo quería separarme, pero él no, entonces volvimos a buscar ayuda en los espíritus y al tiempo de tener a nuestra hija me sentía peor, vivía con miedo de que mi esposo no regresara por un accidente o porque estaba con otra mujer y el psiquiatra me prescribió calmantes pero no me hacían nada.
Recuerdo que vivía para llorar, abrazaba a mi hija y lloraba. Seis años después quedé embarazada de nuevo y me entero de que tenía reuma deformante avanzado, el médico me dijo que no podría tener al bebé. Llegué a casa, le conté a mi esposo y fue completamente indiferente. Otro médico me dijo que podía seguir con el embarazo, pero a los cinco meses me internaron porque estaba anémica. A esa altura estaba separada de mi esposo, me encontraba completamente sola. La bebé nació a los siete meses, estuve internada un tiempo y cuando regresé a la casa, estábamos separados bajo el mismo techo. No soportaba más, necesitaba ayuda para hacer las cosas, ni siquiera podía sostener a mi hija en brazos.
Económicamente estábamos mal, él regresaba tomado, se había abandonado completamente. El peor momento fue cuando intentó suicidarse con un arma, cuando se calmó, se durmió, fui a ver a las nenas y en un descuido se fue de casa. Yo lloraba pensando que había ido a suicidarse, entonces escucho en la radio, en la programación de la Universal, ‘Pare de sufrir’, yo decía cómo dejar de sufrir. Escuché, llamé y hablé con un pastor porque estaba desesperada. Fui a la iglesia, el pastor me orientó, participé de las reuniones, hice todo lo que me indicaron y Dios me fortaleció. Fui sanada, mi matrimonio fue reconstruido y hoy estamos juntos en la fe y somos felices”.
Martes a las 8, 10, 16 y principalmente a las 20hs en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más próxima a su casa.
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