A punto de cumplir 25 años de convivencia, yo y Nilsomar vivimos un período muy difícil en nuestra relación. Debido a los problemas económicos, que sacudieron su bienestar emocional, nuestra relación se enfrió y él decidió seguir su vida sin mí. Perdí mi sustento, porque lo amaba mucho.
Él se mudó a otro estado, mientras yo vivía en Curitiba, Paraná. Estuvimos dos años sin vernos. Mi mayor sueño siempre fue formalizar nuestra unión, pero en aquella situación era prácticamente imposible.
En el 2014, comencé a participar de la “Terapia del Amor”, donde rescaté la esperanza de ser feliz y comencé a luchar por mi verdadero amor.
Reanudamos el contacto, al principio por teléfono. Todo lo que sentíamos se reavivó y comencé a practicar todo lo que aprendí en las reuniones. De sorpresa, él apareció en mi puerta y me pidió que seamos novios. En 90 días estuvimos de novios, nos comprometimos y nos casamos. Estamos muy felices y vivimos una constante luna de miel.
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