Misericordioso, Dios envió a Su hijo a la cruz para garantizar la Salvación del hombre. Todavía, esa es una deuda de todos los que quieren ser salvos. Aquel que acepta pagarla tiene la Vida Eterna al lado del Padre. Por otro lado quien no salda esa deuda…
Jesús les enseñaba a Sus discípulos cuando reveló el “precio” de la Salvación, por medio de una parábola:
“Por lo cual el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.“ Mateo 18:23-25
En este pasaje de la Biblia, el Señor afirma que, para pagar la deuda se necesitaban 10 mil talentos.
Observe, cada talento – unidad de medida monetaria en aquella circunstancia – equivalía a 6 mil denarios. Y cada denario equivalía a 1 día de trabajo. Haga las cuentas:
1 día de trabajo = 1 denario
1 talento = 6 mil denarios o días de trabajo
1 talento =un poco más de 16 años de trabajo
En el caso de que la deuda fuese de 1 talento, sería necesario que el hombre trabajase para Dios por 16 años, con el fin de saldarla. Sin embargo, son 10 mil talentos lo cobrado, o sea, 60 millones de denarios. Más de 164.383 años de trabajo.
¿Cómo saldar esa deuda?
¿Quién vive tanto tiempo? Como mucho un hombre vive aproximadamente 100 años, y aún así, ya sin fuerzas para trabajar.
“En otras palabras: 10 mil talentos corresponden a una deuda impagable”, afirma el obispo Edir Macedo, “Es eso lo que Jesús quiso decir: una deuda imposible de pagar.”
¿Cómo entonces podría el hombre entrar en el Reino de los Cielos, si jamás será capaz de “comprar la entrada”? El obispo explica: “Jesús dice 10 mil talentos para que entendamos el valor del perdón.”
De hecho, en la parábola el rey no llega a vender al que le debía. Sino que, atiende las súplicas del siervo y perdona la duda totalmente.
Sin embargo, al salir a la calle, ese mismo siervo encuentra a un hombre que le debe 100 denarios. En vez de seguir el ejemplo del rey, el cobrador no le perdonó la deuda y lo echó en la cárcel.
Al oír la noticia, el rey se indignó y envió al siervo que le debía 10 mil talentos a la cárcel.
“Así también Mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano” (Mateo 18:35). Afirma Jesús en la conclusión de la parábola.
Es decir: Dios es como el rey, que perdona la deuda del hombre capaz de perdonar a quien le debe. Sin embargo aquel que no practica el perdón, Él lo deja en la cárcel.
¿Quiere entender mejor la Biblia? Participe del Encuentro con Dios, que se realiza todos los domingos, en la Universal, y comprenda las parábolas y otros pasajes bíblicos. Encuentre aquí la direccion de la iglesia más próxima a su hogar.
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