El peligro parece estar latente en las calles, las personas caminas nerviosas, apuradas, atentas a cada paso que dan. El miedo es una constante en la vida de miles de personas que se sienten totalmente desprotegidas. La sensación de peligro se vuelve algo común. Cada día cientos de casos de robo terminan en asesinato. Son hijos, padres y abuelos que dejan a sus familias sin consuelo, muchas veces, por defender un bien material que consiguieron con mucho esfuerzo y no desean perder en manos de delincuentes.
Nicolás, de 21 años, se juntó con sus amigos para cenar y jugar a la PlayStation. Alrededor de las 3 de la madrugada, cuando el encuentro se daba por terminado, Nicolás se subió a su auto rumbo a Tapiales y sus amigos a una camioneta. Nadie imaginó que esa noche tan amena, pasada entre amigos iba a terminar de forma trágica.
Fue cuestión de segundos, un auto Peugeot de alta gama se detuvo en el lugar, alguien se bajó, probablemente a ninguno de los chicos les llamó la atención, lo único que querían era volver a sus casas. Pero el que bajó fue directamente a la ventanilla de Nicolás dispuesto a robarle el auto y él sin pensarlo, arrancó su auto para escapar. Ese hombre que salió de la nada enfureció y lo mató a sangre fría. El auto de Nicolás chocó contra una columna y un camión que estaba estacionado unos metros más adelante. Mientras su vida se apagaba abruptamente, sus amigos estaban estupefactos, la escena quedaría en sus mentes y corazones para siempre, ni siquiera pudieron memorizar la patente del auto del ladrón, que no se llevó su auto, pero sí su vida. El malviviente escapó, pero esa madrugada trágica se llevó la vida de Nicolás.
Un disparo al corazón
Gabriel Albornoz de 38 años oriundo de Virrey del Pino tenía cuatro hijos de 17, 15, 12 y 2 años y después de mucho tiempo había encontrado trabajo en una panadería. En el barrio lo llamaban “el gaucho”, porque amaba el campo y los caballos. Pero cuando salió a trabajar, se encontró con dos ladrones que intentaron robarle el auto. Instintivamente quiso escapar, pero los delincuentes le dispararon un balazo en el pecho y todo terminó, su familia está destrozada.
Sin mediar palabra
La lista de víctimas no termina, Gustavo Álvarez de 48 años era policía y trabajaba en la comisaría de Libertad, Merlo. Su familia estaba compuesta por sus 5 hijos de 12, 9, 7 y 3 años además de un bebé de solo seis meses. Cuando salió a defender a su vecino que estaba siendo víctima de un robo de auto en la ruta 21 en González Catán, fue brutalmente asesinado. Sin mediar palabras lo mataron de un tiro en el pecho y otro en el estómago.
Argentina violenta
Pero los casos no se limitan a Buenos Aires, en todo el país las víctimas de robos seguido de asesinato se multiplican cada día, hora y minuto. Las cifras son alarmantes. Desde hace años la inseguridad es una preocupación permanente de los argentinos. Los datos indican que Argentina tiene la tasa de robos más alta de América , según un informe del Observatorio Hemisférico de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que revela que el índice duplica la tasa promedio evaluada en 28 países americanos.
El último informe de la OEA, es confeccionado a partir de las estadísticas enviadas por cada país a ese organismo, y puso en evidencia la fuerte incidencia del delito en la Argentina.
Así, la tasa de robos cada 100 000 habitantes fue de 973, cuando el promedio en el continente es de 456. De esta manera se establece en la comparación de robos que en la Argentina son mucho más frecuentes que en Brasil (415 cada 100 000 habitantes), Chile (542) y Uruguay (410). Incluso es mucho menor la tasa en Estados Unidos (123).
Desde 2000, la Argentina es el país con más robos en América, proporcionalmente. Tuvo picos durante 2002 y 2003 –tras la crisis de fines de 2001–, con tasas de 1253 y 1146 robos cada 100 000 habitantes, respectivamente, pero la disminución fue apenas perceptible en la estadística.
El documento de trabajo del Instituto especializado en seguridad de la OEA tomó como punto de partida la información remitida por cada país de la región. En la muestra de la OEA la Argentina aparece con una tasa de homicidios de 5,5 cada 100 000 habitantes. Solo tres países de América tienen tasas menores. Canadá aparece como el país con menor tasa de homicidios, con 1,5 cada 100 000 habitantes, mientras que Chile informó de 3,5 homicidios intencionales cada 100 000 habitantes, y Estados Unidos comunicó una tasa de 4,6 cada 100 000 habitantes.
La mayoría de los países americanos informó muertes violentas de origen externo, en las que no queda en claro si se trató de un homicidio o de un suicidio, en una proporción no superior al 15% en relación con los casos caratulados como homicidios. Solo en la estadística argentina la cantidad de muertes violentas por eventos no determinados supera a los homicidios dolosos. En el caso argentino, los homicidios intencionales informados por el sistema de salud a la OEA fueron 1780, mientras que las muertes por agresión externa de causa no conocida fueron 2689.
Las duras estadísticas nos muestran la realidad que nos golpea todos los días. Ninguno de estos números refleja el dolor de los que sobreviven, las miles de víctimas. Por más que luchen por justicia, su dolor es inmenso y nada les va a devolver a sus seres queridos.
Pagó con su vida
En Posadas, Misiones, Gerardo Ayala, un electricista de 30 años quiso ayudar a una mujer víctima de un robo y terminó muerto de una puñalada. Él iba en su moto cuando vio que un grupo de ladrones intentaba robar un celular e intervino. Lo golpearon y cuando cayó al piso le dieron un cuchillazo. El hombre murió desangrado tras ser atacado por el grupo. Un amigo que lo acompañaba salvó su vida porque pudo escapar.
El hecho se produjo entre los barrios Lapachito y San Marcos, cuando Ayala se dirigía junto a un amigo en su moto a cargar combustible en la zona. El trabajador advirtió que sobre la Avenida Juan José Paso un grupo de ladrones intentaba sustraerle el teléfono celular a una mujer. Ayala intervino y evitó el robo, pero terminó perdiendo su vida. Los malvivientes lo persiguieron algunos metros y lo atacaron con golpes de puño y patadas para quedarse con la motocicleta, pero Ayala se resistió como pudo de los ladrones. Cuando el joven cayó al suelo, uno de los delincuentes sacó un cuchillo y le dio una puñalada. El arma perforó una arteria y el muchacho murió desangrado antes de que llegara la ambulancia o un patrullero para llevarlo al hospital. Con los datos aportados por los vecinos, la Policía detuvo a cinco delincuentes, entre ellos dos adolescentes.
Argentina y todo el mundo sigue sufriendo el flagelo de la violencia, del miedo, de la incertidumbre. Las personas salen a la calle con la esperanza de volver a sus hogares, con sus familias, muchas no lo logran, pierden sus vidas asesinados a sangre fría. Cómo protegernos, cómo sentirnos seguros, si la realidad parece hacernos temerle a todo. La palabra de Dios dice en Salmos 23:1-4, “El Señor es mi pastor… me guiará por sendas de justicia por amor de Su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo…”.
Como un Padre a sus hijos, en un mundo sumido en la violencia y en el dolor, Él nos ofrece Su protección que es eterna. Su vida puede tener esa protección, solo es cuestión de buscarlo sinceramente.
Participe este miércoles a las 20 h de la Noche de la Salvación para que pueda tener un encuentro con el Creador y alcance la protección que necesita además de la Salvación para su alma. Lo esperamos en Av. Corrientes 4070, Almagro, y en todas las Universal del país.
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