Pequeños, sensibles, inocentes. A pesar de que posean características muy tiernas, los bebés son capaces de entender las discusiones familiares y, por eso, también sufren estrés.
Según un estudio divulgado en el portal del periódico britânico Daily Mail, la sensibilidad del bebé permite desarrollar reacciones al ambiente y a la rutina, esa sensibilidad también lo hace susceptible a distinguir el estrés externo.
¿Su bebé ha escuchado y visto muchas discusiones familiares? Cuidado, no lo exponga a eso.
Dicho estudio sirve también para alertar en cuanto a la convivencia familiar. Peleas excesivas, discusiones innecesarias, gritos, golpes de puertas, enojo, ira; todo lo que implica una relación familiar también puede dejar a un pequeño tan indefenso, estresado.
La única diferencia es que los adultos ya saben hablar, desahogar su estrés, pero el bebe reacciona llorando. Por ese motivo, si su pequeño ha llorado más allá de lo normal y es saludable, es el momento de evaluar cómo está el ambiente en el que vive.
Amar a un niño y criarlo no es solo cuidar su higiene, salud, alimentación, es dar también testimonio de cómo relacionarse con quien está cerca, es mostrar la forma correcta, educando con actitudes; no solo con la palabra. No le enseñe a ser un adulto sin paz ni calma.
“Instruye al niño en su camino,y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Proverbios 22:6