“Antes de hacer un pacto con la Palabra, nosotros teníamos trabajo, pero nuestros sueldos solo nos alcanzaban para los diez primeros días del mes. Entonces, empezamos a participar de las reuniones de los lunes. Le pedimos ayuda a Dios para entender cómo cambiar esa situación. Estábamos endeudados; teníamos el baño afuera, en el fondo de la casa; teníamos un comedor chiquito; una pieza sola para cuatro chicos y estábamos en una condición precaria.
Luego, Dios colocó dentro de nosotros la idea de un emprendimiento. Conseguimos un local para poner una panadería, pero no teníamos nada. Entonces, Dios puso una persona en nuestro camino que colaboró con una máquina, una amasadora de diez kilos y un horno prestado. Hicimos un facturero de madera, provisorio, y empezamos. Hoy, gracias a Dios, tenemos un horno que compramos al contado, máquinas grandes, siete empleados, pudimos hacer el baño en nuestra casa, agrandamos el comedor y compramos una moto cero kilómetros. Nuestra vida cambió, estamos prosperados”.
Participe de las charlas del Congreso para el Progreso que se realizan los lunes en el Templo de la Fe, a las 8, 10, 12, 16 y 20 h.
También puede participar en la Universal más cercana a su domicilio.