Cuando una persona se da cuenta de la gravedad de la situación en que se encuentra, busca distintas maneras para salir adelante. Sin embargo, hay ocasiones en que por más que uno quiera y lo intente, no ve el resultado que pretendía alcanzar y se desespera. Parece imposible salir de la miseria, de la pobreza, de las enfermedades, de los vicios y de la violencia intrafamiliar, pero existe una salida y es el sacrificio en el Altar de Dios. Abel es un testigo de la manifestación del poder de Dios. Su vida dio un giro de 180 grados cuando se lanzó en las manos del Todopoderoso en la Hoguera Santa.
“Participé de la última Hoguera Santa porque estaba en una situación muy precaria, vivía de prestado en una casa muy precaria en la que había mucha humedad. Recuerdo que llovía más adentro que afuera. Era una situación humillante, estaba en la miseria, había pobreza y enfermedades en mi casa. Yo tenía el vicio del alcohol y cuando estaba borracho, golpeaba a mi esposa. Mi matrimonio estaba muy mal, todo estaba mal.
A causa de esa situación yo tomé una actitud, quería cambiar mi vida, entonces tomé mi sobre, coloqué toda mi fuerza y generé mi sacrificio. Coloqué en el Altar todo lo que había generado, que era una suma importante, y a través de mi sacrificio hubo una respuesta. Hoy tengo mi casa nueva, mi auto nuevo y mi negocio nuevo. Dios abrió las puertas.”
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