En la Biblia encontramos muchas Promesas.
Parece algo increíble, pero existen personas que no recibieron ni siquiera una.
La respuesta es simple: Las Promesas son hechas para los que están en el Altar.
“Habiendo reunido a Sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.” Lucas 9:1-2
Inmediatamente después, un padre les presenta a su hijo poseído, y nueve de los que habían recibido esa Promesa no pudieron liberar al joven.
Los mismos que no habían estado en el Monte Hermón.
Eso muestra que de nada sirve la Promesa, si no se está en el Altar.
Tratándose del Altar, o estoy 100% o no estoy.
O soy el propio sacrificio o no.
Es toda mi vida o nada.
¿No será por esa misma razón que, aunque nuestro Señor haya prometido el Espíritu Santo, muchos aun no Lo recibieron?
¿O que muchos, incluso conociendo la Promesa de la vida Abundante, aun así viven una vida sin calidad?
Una cosa es cierta:
¿De qué sirve la Promesa, si no estoy en el Altar?
Obispo Djalma