La fe emotiva es la razón de los fracasos de muchos creyentes tradicionales. Son obispos, pastores, esposas y ministros evangélicos que viven en la carne, normalmente poseídos por un espíritu inmundo. Por eso escuchamos hablar tanto de esa moda del “cae, cae”: recibió el Espíritu Santo, cayó al suelo. Esas personas creen plenamente que recibieron el Espíritu Santo después que cayeron al piso. ¡Eso es absurdo! El Espíritu Santo no lleva a las personas a caer al suelo, eso no tiene sentido. Las personas no razonan. Incluso, quien vive en la fe emotiva no razona.
Se dejan llevar por esa moda de Benny Hinn, de recibir el bautismo y caer al suelo, alegando que Pablo, después de haber recibido el Espíritu Santo, cayó. Pablo cayó porque estaba endemoniado. Después se levantó y fue curado. Si yo recibo el Espíritu Santo y caigo al suelo, significa que el espíritu que me puso en el suelo es un demonio puro, es el propio Satanás.
Escribo con la más absoluta certeza y no estoy pecando contra el Espíritu Santo, porque Él levanta. Dios creó al hombre y sopló Su aliento en él. Cuando el Espíritu Santo viene, da vida. El profeta fue al medio del valle de los huesos secos y, conforme profetizaba, el Espíritu desde los cuatro vientos vino e hizo con que todos los muertos se levantaran, formando un gran ejército.
Mi fe inteligente jamás aceptará esa situación: recibir el Espíritu de Dios es caer al suelo. Eso es del diablo, no tiene fundamentos y no es inteligente. Yo no quiero ese espíritu. Lo rechazo definitivamente. En verdad, se trata de una doctrina diabólica, satánica, que se ha esparcido por este mundo. Vea la vida de las personas que reciben espíritus y caen al suelo. No tienen nada que ver con el Evangelio de mi Señor Jesús. La causa de todos esos acontecimientos es consecuencia de la fe emotiva.
El diablo siempre trae una novedad para que las personas se sumen a ese sistema de fe emotiva. Pero la Palabra de Dios es la sabiduría de Él. Penetra al punto de dividir el alma y el espíritu, la emoción y la inteligencia.
Amigo lector, defienda su fe inteligente. No se deje llevar por el entusiasmo de la fe emotiva. Verifique, por ejemplo, ¿cuántos son los creyentes que están saltando de puerto en puerto? Un día están en una iglesia, otro día en otra. Actúan así porque no están seguros en lo que creen y se quedan buscando novedades. Por esta razón, vemos a la iglesia del Señor Jesús (la iglesia física), desordenada. No es como la Iglesia espiritual. En la física, nadie se entiende, pues alguien dijo: “Yo soy de Pablo, y el otro, de Apolo.” Justamente dicen eso por vivir basados en la emoción.
Pero quien es de Dios, dice: “Yo soy del Señor Jesucristo. Él es mi Dios”. Esa persona está segura de su fe. Puede caerse el mundo sobre su cabeza, y ella se mantendrá de pie. Y eso, porque es de Dios.
Use su fe con inteligencia. No se deje llevar por las emociones. Solamente se dejan llevar por las emociones las personas que no nacieron de Dios. Quien nació del Espíritu Santo vive en base a la fe que conquista y toma posesión del Reino de Dios, de la vida eterna. Jesús dijo: “El Reino de Dios es tomado por esfuerzo, y solo los valientes toman posesión de él”.
Quien vive en la fe emotiva, tarde o temprano caerá al suelo por no poseer fundamentos para sustentarse. No hay emoción, canción, mensaje, enseñanza bíblica. No hay nada que pueda ayudar, a no ser que la persona tenga un encuentro con el Señor Jesús. Es necesario nacer de nuevo, de Dios, como el Señor Jesús le dijo a Nicodemo, al decirle que necesitaba nacer de nuevo. Nicodemo, no entendiendo, Le preguntó: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.” (Juan 3:4-5)
En otras palabras, el corazón de Nicodemo vivía en base a la emoción. El Reino de Dios es el Reino del Espíritu Santo, de la inteligencia y de la sabiduría.
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