Valeria: “Mi vida estaba destruida en todos los ámbitos. Desde chica tenía depresión y problemas familiares. Comencé a tener vicios en la adolescencia. A raíz de la separación de mis padres, estaba nerviosa y triste. Para mí la vida no tenía sentido. Salía a bailar, tomar y fumar, pero nada me llenaba. Vivía llorando. Mi mamá se fue a vivir lejos y comencé a tener rencor hacia ella porque yo descubrí que había traicionado a mi papá.
Después él falleció y me quedé sola. Tenía dieciocho años. Empecé a afrontar la vida, pero cada vez todo era peor. Yo no quería vivir más. Se me cerraban todas las puertas, me echaban de los trabajos y todo iba mal. Todas las parejas que tuve me trataban mal.
Estuve en el vicio del cigarrillo durante catorce años. No debía fumar porque tenía el ventrículo izquierdo abierto, pero lo hacía igual. Dejaba de fumar por un tiempo, pero luego volvía. Sentía una fuerza que no me lo permitía. En ese entonces, mi mamá llegó a la Iglesia Universal y me invitó a concurrir. A los tres meses de participar en las reuniones, yo dejé de fumar. No sé cómo explicarlo, tuve una fuerza que me permitió hacerlo. Comencé a sentir asco del cigarrillo. Ya hace doce años que dejé de fumar. Hoy, además, tengo paz y alegría de vivir. Aunque existen problemas, yo soy feliz”.
Participe del Tratamiento para la Cura Definitiva de Todos los Vicios, a las 15 h, en la Universal más cercana de usted.