Claudia y Germán llegaron a la Universal después de haber vivido muchos años atormentados por el vicio.
“Consumí pastillas, marihuana, cigarrillos y alcohol por más de diez años. Dependía de las pastillas y me gustaba mucho la bebida. Buscaba drogas por todos lados, hice cosas de las que me avergüenzo debido a la desesperación por consumir. Lo conocí a Germán porque me regalaba drogas”, cuenta ella.
Germán, por su lado, empezó de a poco a consumir marihuana. “Pensaba que lo controlaba, pero la droga me dominaba a mí. También consumí LSD, cocaína, popper, paco, lo que me dieran, tomaba lo que pudiera consumir. Para comprar le robaba cosas a mi mamá. Como trabajaba en el negocio de mis padres, todos los días tomaba más dinero de la caja del que me correspondía para conseguir drogas. No me importaba nada”, recuerda.
Ellos conocieron la Universal y de a poco lograron liberarse. “Nos costó, no fue un proceso fácil, pero Dios nos dio las fuerzas necesarias para superar todo, incluso abrimos un negocio”, afirman.
En la Hoguera Santa del Templo de Salomón decidieron sacrificar porque vieron que era la oportunidad de estar mejor de lo que ya estaban. “Quedamos en la dependencia de Dios, pusimos el negocio en el Altar, que era el sustento de la familia. Poco tiempo después pudimos abrir el negocio que queríamos. Hoy tenemos dos negocios, somos la prueba viviente de que se puede dejar los vicios y tener una vida completamente bendecida y feliz”, finalizan juntos, demostrando que los vicios tienen cura.
Carmen: “Mis mayores vicios eran el cigarrillo y el juego. Trabajaba en casas de familia y todos mis ingresos se iban en los vicios. Mi esposo me daba dinero y también lo gastaba en vicios. Iba a los bingos, al casino, jugaba a la quiniela, al loto y fumaba. Estuve presa del juego desde los 15 años de edad.
Haciendo cálculos, lo que gastaba en cigarrillos en un año me alcanzaba para comprar un auto. Por el lado del juego, con lo que gasté me podría haber comprado varias casas.
Participé muchas veces en la Hoguera Santa, en las que logré ser libre de los vicios, pero en la del Hoguera Santa del Templo de Salomón fui por más. Económicamente dependía de los ingresos de mi esposo, si bien vivíamos sin pasar necesidades, no podíamos darnos gustos, estábamos limitados. Por eso decidí lanzarme por algo mío, quería tener mi negocio propio y que mi esposo se independizara. Sacrifiqué en el Altar y gracias a Dios hubo respuesta. Seis meses después de haber entregado mi sacrificio pude abrir mi negocio y ahora voy por mucho más”.
Si usted sufre por un vicio o tiene un familiar que no logra salir de una adicción, participe este domingo a las 15h en Av. Corrientes 4070, Almagro, y descubra que los vicios tienen cura.
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