¿De qué sirve el cabello impecable, el maquillaje perfecto y la inversión en cremas antiedad si la expresión de gruñona en su rostro va a anular todo? Muchas mujeres no se dan cuenta de que ser irritables no las favorece en nada y aún así insisten en mantener el mal humor ante una situación cualquiera. ¿Cómo se puede lidiar con esa situación?
Normalmente, quien está siempre demasiado seria tiene tendencia a hacerse la víctima. Son personas que creen que el trabajo es mucho, que las cosas están difíciles y que los desafíos son muchos. Es como si todos estuvieran en su contra. O mejor dicho, estas personas solo miran el lado complicado de las cosas. Ven los obstáculos y no las oportunidades.
Defensa
Ser gruñonas también puede ser una salida que muchas mujeres adoptan para no parecer demasiado accesibles a los ojos de los demás. Lo usan como una barrera de defensa. Desean transmitir madurez y buscan que se las vea con cierto respeto, pero el efecto suele ser exactamente el contrario y pueden terminar pasando una imagen de malhumoradas.
Otra señal importante es que las mujeres que son así traten a los demás de la misma forma que tratan a su propio interior, con desinterés, y eso se refleja en su exterior.
Las mujeres gruñonas parecen sentir placer en compartir su propia negatividad. Muchas contaminan a los demás sin darse cuenta. Están también las que no se cansan de descargar sus problemas personales en los demás. Eso las convierte en mujeres cerradas, amargas, a las que se busca evitar, poco interesantes e insoportables.
Nueva fase
Lo primero que hay que hacer con alguien gruñón es mostrarle la impresión que causa en los demás. Quien actúa así no nos motiva a dar siquiera un paso para comenzar cualquier tipo de acercamiento o amistad. Al contrario, nos lleva a alejarnos, pues, ¿quién quiere estar cerca de alguien que demuestra ser tan desagradable?
Quien ve todo esto puede cambiar la situación actuando de la forma contraria. Por más difícil que parezca, ser gentil, ofrecer ayuda, una palabra de consuelo o incluso un abrazo pueden ser armas valiosas para romper el hielo.
La mujer gruñona necesita entender que todos tienen problemas y que eso no debe ser motivo para que esté todo el día de mal humor. No estar bien no le da derecho a descargar su infelicidad en los demás.
Tal vez sea hora de repensar los objetivos trazados. ¿Qué le parece ser más agradable de aquí en adelante, encarar la realidad y trazar un nuevo camino?
También es necesario descubrir la raíz de ese carácter gruñón. ¿Algo de su pasado que todavía no superó? ¿Una decepción amorosa? ¿Un ambiente de trabajo perjudicial? Sea lo que fuere, haga algo al respecto, ¡usted tiene todo para ganar!
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