“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.”, (Colosenses 3:1).
La resurrección empieza en esta vida, cuando elije vivir correctamente, estar limpio delante de Dios.
Sin embargo, hay personas que piensan que pueden vivir como quieren y cuando mueren, elegir a dónde ir. Pero después de morir, no hay más oportunidades porque viene el juicio. Es aquí donde sellamos el pasaporte para la vida eterna.
“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”, (Colosenses 3:2). Para resucitar, antes debe morir: “Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.”, (Colosenses 3:2). “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria.”, (Colosenses 3:4). Hay muchos que tienen una fortuna, familia, pero que darían todo lo que tienen por un poco de paz.
“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría. Cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,”, (Colosenses 3:5-6). Esto quiere decir que debe dejar las actitudes que lo llevan a la muerte. Si usted murió con Jesús, resucitará con Él. Después de esta vida hay dos opciones: Descansará con Jesús toda la eternidad o se irá al lago de fuego.
“Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos.”, (Colosenses 3:8-9).
Con nuestra conducta, decidimos a dónde vamos. Si usted está vivo todavía tiene una oportunidad. Si reconoce sus errores, confiesa a Dios sus pecados, se entrega al Señor, pasa a ser una nueva persona. Usted probará su cambio a través de sus hechos.
“y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno. Donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.”, (Colosenses 3:10-11).