La mayoría de las mujeres que trabajan también se ocupan de los quehaceres domésticos. O sea, además de tener que ser una buena profesional y de cuidar a sus hijos y a su marido, se desdoblan para tener la casa en orden.
Para algunas, ser multitarea se convirtió en una rutina y la doble o triple jornada no es algo tan difícil de cumplir. Pero están las que no necesitan esforzarse tanto y pueden ejercer exclusivamente el papel de madre, esposa y ama de casa. El problema es que la sociedad actual aprecia a la “mujer independiente” y, dependiendo de la edad y el perfil de quien decide dejar la carrera para invertir en la familia, las críticas son abrumadoras.
Los especialistas afirman que las criticas surgen porque algunas mujeres creen que la vida doméstica es sinónimo de ocio, y advierten que lo ideal es que la decisión de renunciar al trabajo y quedarse en casa no debe tomarse con base en la emoción, para no arrepentirse después.
Si ve que su nivel de estrés aumentó en demasía, que piensa más en sus hijos y en su casa que en su trabajo, y que su humor y paciencia se ven afectados por su trabajo, piense detenidamente si no le convendría más quedarse en casa. Analice todos los aspectos, incluyendo el económico, porque los problemas financieros pueden ser venenosos para la pareja.
Por otro lado, sepa que si no tiene condiciones de dejar de trabajar, es posible conciliar todas las actividades. Basta proponérselo y querer. Lo que no se puede es caer en el error de pensar que la familia no merece toda su atención y que por no trabajar será considerada una inútil por la sociedad. Existe una gran variedad de cosas que la mujer puede hacer desde su casa, incluso hoy se puede estudiar a través de internet. Recuerde, el que quiere, puede.
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