Imagínese esta escena: usted se despierta tarde, no encuentra nada para ponerse que le quede bien, su cabello se parece a la melena de un león y el reloj la presiona para que salga corriendo de su casa. ¿Qué mujer nunca pasó por esta situación? Llegando a su trabajo, oye a una compañera que se sienta a su lado y le dice: “Tu cabello natural te queda más lindo que con planchita. Estás linda hoy.” Listo. El día en el que todo saldría mal, cambió de rumbo y ahora su autoestima está en alza. Usted le sonríe a su compañera, le agradece y continúa su trabajo sintiéndose mucho mejor.
Hace poco tiempo, la asistente administrativa Daiane Ribeiro, de 20 años, pasó por una situación parecida. “Salí de casa para ir a trabajar sintiéndome horrible. Llegando a la oficina, una de las recepcionistas me sonrió y me dijo que le había encantado el color de mi blusa, de color roja. En aquel momento, no solo me cambió la mañana sino que transformó todo mi día”, dice la joven.
¿Por qué algunas frases pueden tener tanta fuerza para transformar el día de una mujer? La psicóloga Alessandra Amorim explica la verdadera importancia de las palabras positivas. “El elogio es una forma de reconocer que algo en la otra persona es admirable, y este es el motivo que lo vuelve significativo. Con certeza, funciona mejor que la reprensión por un error”, explica.
Y tiene razón. Una encuesta realizada por Harvard Business Review loconfirma. Apenas el 0,1% del compromiso adicional de los empleados representó US$ 100 mil más en la facturación anual de la red Best Buy. Y el principal factor de motivación para que esto sucediera fueron los elogios.
¿Y cuándo se convierte en una crítica?
Daiane ya pasó también por el otro lado de la moneda y reaccionó mal. “Me acuerdo que un día usé ropa nueva y estaba súper feliz, pero una crítica cambió mis pensamientos. Una de mis compañeras de curso me dijo que esa ropa no me quedaba bien, que ya me había vestido mejor”, dice Daiane. Ella no lo pensó dos veces y volvió a su casa.
La especialista alerta. “Las personas que son exageradamente críticas y omisas para hacer elogios tienden a alejar a los demás, porque no es nada agradable permanecer cerca de alguien que no sabe valorar lo que es bueno y positivo en el otro”, relata. Ella indica que las críticas deben ser enfrentadas de manera positiva, caso contrario se las debe abstraer.
La joven aprendió a actuar de otra manera cuando no recibe el tan esperado elogio. “Muchas veces, opiniones como esta hicieron que mi autoestima se termine. Pero aprendí a no dejar que las críticas hagan que me sienta inferior. Cuando una mujer tiene autoconfianza, se supera”, enseña la asistente administrativa.
¿Usted se elogia?
Muchas mujeres no se sienten bien con ellas mismas, no creen en los elogios que reciben y, según la psicóloga Alessandra Amorim, buena parte de la culpa está en los medios de comunicación. “Los medios de comunicación lamentablemente crean una imagen de perfección falsa y, con eso, al recibir un
determinado elogio, algunas mujeres se preguntan si realmente es verdadero o solo una forma de que la persona parezca simpática”, explica la psicóloga.
Sea como sea, esta dificultad solo refuerza el sentimiento de inseguridad. En su blog, Cristiane Cardoso afirma que la mujer tiene que, antes de cualquier elogio, gustar de sí misma y apreciar sus propias cualidades. “¡Cuando nos cuidamos a nosotras mismas, nuestra autoestima aumenta! Con el amor propio viene el amor ajeno. Las personas comienzan a elogiar, principalmente las de la propia casa”, afirma la escritora y conferencista.
Siguiendo estos consejos, Daiane aprendió a elogiarse a sí misma y reconoció el poder de las palabras en la vida de las personas. “Siempre tengo el hábito de elogiar, pues sé cómo le hace bien a todas las personas. Siempre con sinceridad, claro. Si es lindo, lo digo. En el caso de que no lo sea, expreso mi opinión con cuidado y delicadeza para no ofender”, completa.
Muchas personas aún insisten en solo dar en la medida en que reciben. Si no reciben elogios, se vuelve difícil elogiar. Si son constantemente criticadas, se hace fácil pasarles esas críticas a los demás. “No notan que si practicaran el arte de elogiar, eso se volverá un hábito. No algo automático, sino placentero de hacer”, finaliza Alessandra.
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