Un estudio reciente de la Universidad de Toronto, en Canadá, reveló que el miedo a quedar soltero es uno de los factores que hacen a las personas sostener una relación infeliz, aun sabiendo que la otra persona no es su par ideal.
Tanto ese miedo, como la pasión y la ansiedad son sentimientos que se utilizan como base para el comienzo de muchas relaciones. Sin embargo, el obispo Edir Macedo, durante una reunión especial de la Terapia del Amor, realizada el pasado jueves en una Universal de San Pablo, dejó claro que tales opciones solo dan como resultado la frustración sentimental.
“Cuando una persona quiere crecer profesionalmente, busca especializarse en una universidad. Durante años de estudio, la emoción se deja de lado y el alumno recibe un aprendizaje que consiste en informaciones racionales. Al salir de allí y practicar lo que aprendió, el éxito es una consecuencia. Si el éxito en el amor es más importante que todas las demás conquistas, ¿por qué las personas, en el momento de elegir al par que va a vivir a su lado por el resto de su vida, desprecian la razón y optan por la emoción?” Cuestionó el obispo.
Luego, explicó que eso sucede porque nada es más engañador, ilusorio y corrupto que el corazón, ya que es él quien hace sufrir al ser humano por un amor no correspondido o involucrarse con la persona equivocada.
Quien estaba en la reunión, cultivando en su interior una pasión por alguien que no lo merecía, recibió consejos del obispo Macedo para librarse de ese sentimiento. “En primer lugar, hay que dejar a su enemigo número 1 neutralizado, el corazón. Queda neutralizado cuando, por ejemplo, usted deja de mirar la foto de quien lo rechazó, inclusive se deshace de la foto y de todo lo que le recuerda a esa persona. Usted tiene que valorarse y no seguir sufriendo. Sea sabio”, aconsejó.
Tal sabiduría usada por el obispo, la misma que posibilitó contar sobre la felicidad que vive hace 42 años junto a su esposa, Ester, fue dada por el Espíritu del Amor, que es el Único capaz de garantizar una unión duradera y feliz.
“El Espíritu Santo habla, orienta y forma una nueva vida dentro suyo. Él conoce su carencia, su necesidad y coloca a la persona correcta en su camino. Pero para tenerlo, es necesario que Él sea el primero en su vida, antes que madre, padre, hijos, antes que cualquier cosa. Cuando usted lo coloca como el primero, Él lo hace el primero en Su vida también. La receta es simple pero funciona, porque funcionó conmigo y va funcionar con usted.”
Débora Mendonça (foto junto a su familia), de 45 años, también utiliza esa receta. Casada hace 26 años, contó a los presentes en la reunión que, la primera semana de matrimonio, su marido, Eduardo Mendonça, de 50 años, la expulsó de su casa después de una pelea. “Él era nervioso, rompía todo. Nos separamos varias veces a causa de esas actitudes”, recordó Débora.
Hay quien dice que cuando alguien actúa así con su compañera es porque no existe amor. Pero Eduardo afirma que amaba a su esposa, sin embargo, únicamente después de que Débora comenzó a frecuentar la Universal y cambió su comportamiento, él entendió la razón de los conflictos.
“Ella fue primero y yo me di cuenta de que, aun maltratándola, ella no reaccionaba más. Además, dejó de ser celosa. Me extrañó ese comportamiento y decidí seguirla para ver dónde estaba yendo. Hice bien porque encontré al mismo Dios que ella. Hoy soy otra persona. Nuestro matrimonio es armonioso, no peleamos, puedo decir que comencé a amarla como la primera vez que nos vimos. Estamos felices de verdad”, afirmó Eduardo.
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