Silvana Santillán y Gastón Rybier lograron salvar su matrimonio gracias a la fe que descubrieron en la Universal. Hoy ellos se valoran, llevan varios años de casados y cada día viven un matrimonio renovado.
“Llegué a la iglesia depresiva porque tenía muchos problemas, mi hijo estaba enfermo, yo también, todo me caía mal y los médicos no encontraban la causa. Recuerdo que vivía de apariencia, me mostraba siempre alegre, divertida, pero al llegar a casa era una persona diferente. Descargaba toda mi furia con mi marido. Cuando él regresaba del trabajo, yo me transformaba”, cuenta ella.
Ella siempre fue una mujer muy insegura, triste. Cuando ellos se casaron, tenían muchas ilusiones de ser felices, sin embargo, la depresión hizo que la relación enfrentara momentos difíciles. “Un día me di cuenta de que nada me hacía feliz, ni mi marido, ni la familia que habíamos construido con amor. Pensaba en acostarme y no levantarme nunca más”, destaca.
Silvana estaba depresiva y muy afectada por sus problemas, entonces recibió una invitación para ir a un lugar que la iba a ayudar. Su mamá la invitó a la Universal, le dijo que le iba a hacer bien y ella fue a buscar a Dios. “Cuando llegué, me costó creer que tantos años de sufrimiento se pudieran terminar. Estaba acostumbrada a lo que había vivido. Perseveré con fe en las reuniones, fui aprendiendo a creer en mí y Dios me transformó.
En ese momento, cuando estaba dando mis primeros pasos en la fe, surgió un problema en mi matrimonio que puso a prueba el amor que nos teníamos. El matrimonio venía mal hacía tiempo, no le estaba prestando más atención a mi marido y debido a que no lo cuidé, él me fue infiel. Me costó perdonarlo, pero tuve que reconocer que también fue por culpa mía, los dos habíamos descuidado lo más maravilloso que teníamos. Gracias a Dios hoy somos un matrimonio unido, tengo equilibrio para no descuidar a mi amor”, afirma ella.
Gastón reconoce que antes estaba muchas horas lejos de su familia. Fue conociendo otras personas y terminó relacionándose sentimentalmente con una. “Mi esposa lo descubrió y se nos vino el mundo abajo, traté de pedirle perdón y me fui porque me sentía muy avergonzado. Cuando quise recuperar a mi familia, recurrí a Dios para cambiar yo y luchar por ella. Usando la fe nuestro matrimonio fue restaurado”, afirma y recomienda que si alguien se siente identificado con su historia, se acerque a la Universal porque va a encontrar una solución para recuperar a su familia y ser feliz junto a ellos.
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